LO MEJOR DEL FIESTA ES SU GRAN COMPORTAMIENTO
que hay premios en metálico. Cada piloto realiza en el fin de semana una hora de libres, veinte minutos de entrenamientos oficiales y una hora de carrera.
DE CARRERAS.
El Fiesta se vacía por completo y se le añade una jaula de seguridad de seis puntos. El motor se mejora con un filtro de aire de carreras y una línea de escape, y lo demás se deja de serie. Según Vicente Vallés, la potencia se queda entre 148 y 150 caballos, algo que sabe bien porque todos los coches van con un certificado de potencia; si un coche pasa los 150 CV, se descarta. Las suspensiones son de serie pero con amortiguadores Tecnoshock de carreras, con copelas delanteras para aumentar la caída. El equipo de frenos incluye discos y pinzas de serie, con pastillas y líquido Galfer y latiguillos metálicos. El servofreno se puede anular, y se añade un grifo a modo de repartidor para el tren trasero. En el kit va incluido el baquet, el extintor, el arnés, el desconectador de corriente, una red para la ventana y la batería de carreras de gel. Para fomentar la igualdad, el peso mínimo del coche y piloto ha de ser 1.075 kilos, pudiendo lastrarse los Fiesta para llegar a él. Para el próximo año Vallés tiene preparada una actualización, que incluiría un refuerzo en el cambio y el diferencial autoblocante, con lo que los tiempos tendrán que bajar. Los neumáticos empleados son tipo slick.
Me sorprendió el comportamiento del Fiesta; con sólo 150 CV lo esperaba más lento en los tiempos. Su secreto está en el buen bastidor que tiene, el bajo peso y la utilización de slicks. Esto le permite rodar en el Jarama por debajo de los 2 minutos, tiempo que bajará notablemente si al final le ponen el diferencial autoblocante. El comportamiento es noble y fácil. No estresa y va bien sujeto de atrás, siendo un coche ideal para iniciarse en la competición. Una vez has calentado los neumáticos y adaptado el repartidor de frenada, en un par de vueltas ya te has hecho con él y descubres que el coche tiene una gran capacidad para detenerse en pocos metros. El motor sube de vueltas con rapidez y, al no tener un par elevado, evita que degrademos los neumáticos en las primeras vueltas, tal y como pasaba en coches como el de la Copa Mini, en los que tras la primera vuelta te dedicabas a gestionar ruedas. Aquí no, lo ideal es ir lo más fino posible y aprovechar las muchas posibilidades del bastidor y la potente frenada. No asusta en curva rápida y se defiende bien en lenta. Lo poco que pude rodar detrás de otros coches de la Copa Pura Pasión comprobé que hay igualdad mecánica, algo muy importante para asegurar la competición. Da gusto encontrarse con iniciativas así. Si quieres empezar en la competición, este es un buen camino.