¿BRINDIS AL SOL?
El titular lanzado desde el Gobierno no debe ser “Prohibición de venta de cualquier tipo de motor de combustión en 2040 y la circulación de los mismos en 2050”, sino más bien “Compromiso estatal de mantener en 2040 nuestro liderazgo en la futura producción automovilística europea”. Entiendo que haya que intentar subirse a un tren con destino al futuro donde las locomotoras son otros países que viven unas circunstancias bien diferentes a las nuestras –con planes industriales donde la producción de nuevas tecnologías está ya en proceso de integración y con una estructura energética clara-, pero en nuestro caso una medida tan radical imponiendo el monopolio del canal único eléctrico como única vía para lograr un fin de emisiones parece algo temerario sin un libro de ruta y con pasos intermedios. En julio de 2008 el ministro de Industria, Miguel Sebastián, aseguraba que “tenemos el objetivo de que en España haya un millón de vehículos híbridos y eléctricos en 2014, la mayor parte fabricados aquí”. En 2017 nuestra industria, de los 2,9 millones de unidades que produjo, solo fabricó 10.781 unidades eléctricas. También ese 31 de diciembre del año pasado nuestro parque eléctrico era de 27.689 unidades frente a los 33 millones con motores de combustión.
Al menos 1,8 millones de puestos de trabajo están en peligro por nuestra falta de competitividad para entrar en el territorio del coche eléctrico vía asignación de futuros modelos, con un I+D testimonial –entre los 25 mayores registradores de patentes automovilísticas europeas, ninguna empresa española-. Sembrando el desorden en la cabeza del cliente y comprador, el efecto a corto plazo puede ser primero la parálisis en las ventas y después la regresión del mercado. No pintan buenos tiempos para nuestra industria, camino de abandonar nuestro rol productor para ser un país más del montón solo consumidor. Esta unidireccionalidad invita a pensar, figuradamente, en el Regreso al Futuro de la España del 600 en cuanto a oferta de mercado y con intervención gubernamental para ver quién y cómo accede a la movilidad. ¡ Yo quiero ser Marty McFly con su De Lorean de gasolina que se movía con la fuerza de un rayo!