Se inicia una nueva era

Mercedes inauguró la era híbrida con un dominio absoluto gracias al F1 AMG FW05. Ross Brawn ya lo había pronosticado mucho antes, desde que supo que el desarrollo de la unidad de potencia se llevaba gestando mucho tiempo, más que la de sus rivales, y que el coche fue cambiado por completo del diseño inicial con la llegada de Paddy Lowe en junio de 2013, para adaptarlo aún mejor a la nueva unidad de potencia, que se denominó PU 106A. La principal diferencia con los Renault y Ferrari fue el compresor de grandes dimensiones, pero sobre todo que estaba colocado en la parte delantera del motor, en parte escondido tras el depósito de aceite, mientras que la turbina se colocó al final del motor con el MGU-H en el centro de la V, lo que permitió hacer unos escapes muy cortos envueltos en una especie de carenado que permitía recoger todo el calor para enviarlo al MGU-H. Además de las ventajas en la recuperación del calor, esa arquitectura les permitió tener una aerodinámica mucho mejor que el resto y unas suspensiones, la delantera especialmente, evolucionada y un morro corto que se estrenó en China. En China se descubrió otro de sus secretos, el cambiador de calor agua-aire colocado en el interior del chasis. Algo que no pudieron copiar los demás ya que requería un chasis nuevo. Todas las innovaciones juntas supusieron un dominio absoluto sobre el resto, que se tradujo en 16 victorias, 18 poles y 11 dobletes en 19 carreras. Solo Ricciardo rompió la hegemonía en Canadá, Hungría y Spa, con el Red Bull.