MERCEDES CLASE B
Se renueva y se hace más familiar que monovolumen.
LA DIFERENCIA ESENCIAL QUE HAY ENtre el Mercedes Clase A, presentado unos meses atrás, y el Clase B, del que conoceremos los precios a lo largo de diciembre y que se comercializará efectivamente en febrero, se traduce en centímetros y, en muchísima menor medida, en kilos. Por un lado, en los 12 centímetros que separan la altura de la carrocería de uno frente al otro: a los 1,44 m de la berlina compacta el nuevo modelo, la tercera generación de la saga de monovolúmenes, opone 1,56, en tanto que el resto de dimensiones de carrocería, distancia entre ejes o vías son idénticas. Por otro, y según la versión, la diferencia de masa se mueve entre los 25 a 55 kilos.
Cierto que, formalmente, hay pocos elementos intercambiables entre las carrocerías de ambos, pero el ADN compartido es evidente y en el Clase B se traduce en parrilla, faros, etc de mayor tamaño. También las puertas y en ellas, por supuesto, las ventanillas. Que cambien éstas se traducen en una mínima ventaja de la anchura interior. Consecuentemente con su carrocería más alta, la cota vertical posterior (hemos podido medir una unidad con techo panorámico) también es favorable para el recién llegado. Sin embargo, no hemos detectado ventaja en espacio longitudinal para el Clase B, más de la que da la altura de sus asientos.
Por el momento, el monovolumen tiene pocos elementos de cara a potenciar su utilidad. Sus recursos se ciñen a la posibilidad de abatir los respaldos traseros en tres partes, con una proporción 40/20/40; y a situar el suelo de maletero en dos alturas diferentes: una, la más alta, en la que ese suelo enrasa con los respaldos posteriores de abatirse; y otra, 7,5 cm por debajo y que conlleva 60 litros más, en la que se busca la máxima capacidad del maletero.
Para mitad del año que viene el Clase B incorporará opciones como el reglaje longitudinal de las banquetas traseras, la regulación de inclinación de sus respaldos, ya configurados en proporción 60/40; y la posibilidad de abatir el respaldo del acompañante para, de ese modo, poder transportar objetos largos en el interior del habi-
táculo. De lo que sí dispondrá desde su lanzamiento será del portón motorizado y la función Hands-free Access, que permite abrirlo pasando el pie bajo el parachoques.
Hemos encontrado un espacio para la carga muy semejante al del Clase B, si tomamos como referencia la posición más alta del suelo móvil. Que los volúmenes sean tan aproximados puede explicarse porque, mientras que profundidad a ras de suelo y anchura no hay cambios de uno a otro, sí los hay en cuanto a la altura hasta la bandeja o la profundidad a la altura de ésta: el primer factor puede favorecer al Clase A y el segundo siempre lo hace al B. CALIDAD DE RODADURA. Sentados en el interior del Clase B no se tiene la percepción de ir mucho más alto que en la berlina. Cierto que con la amortiguación pilotada en el modo Comfort se detecta un balanceo superior y, también, más tendencia al subviraje; pero de elegir el modo sport este monovolumen se siente ágil. Incluso con esa determinación, uno de los aspectos más reseñables con el 220 Diesel que pudimos conducir es la calidad de rodadura, porque este Mercedes no sólo se siente grande según pisa el asfalto, sino que también tiene un confort de bacheo formidable. Con todo, un mejor aislamiento de ruido y vibraciones, siendo bajos, le harían ganar mucho. Como en el Clase A, la geometría de la suspensión trasera varía de un eje de torsión a un paralelogramo deformable. Esta se combina hoy con el de 190 CV, con motores intermedios si se eligen las llantas de 19" o las configuraciones de suspensión que incorporen la amortiguación pilotada.
El salpicadero del Clase B es muy parecido al del compacto y la protagonista sigue siendo la integración en un mismo plano de la instrumentación y la pantalla de infoentretenimiento. En ésta se sitúa ahora una nueva utilidad que se suma a la de la activación por comandos vocales de un buen número de funciones de confort. Y es que aparece la navegación con realidad aumentada que utiliza la cámara frontal para, sobre la imagen que proporciona, superponer las indicaciones de guiado. Por supuesto, estas también pueden estar presentes en el Head-up display opcional.
A los asientos, para los que básicamente hay dos versiones, también llegan nuevos recursos. Es el caso de una función Energizing que modifica, automática y le-
PARA EL MEJOR CLASE B HABRÁ QUE ESPERAR A LOS RECURSOS ÚTILES QUE LE LLEGARÁN EN 2019
vemente, la regulación de altura de la banqueta y de inclinación del respaldo para, de ese modo, favorecer el confort postural.
COMPARTIDOS CON EL CLASE A. A excepción del motor de la versión AMG presentada simultáneamente con el Clase B y del 2.0 de gasolina de 224 CV de los A 250; el resto de los motores son compartidos con el Clase A. Se utilizan, por tanto, en Diesel, el 1.5 de 115 CV y los 2.0 con 150 y 190 CV, mientras que en gasolina se recurre a los 1.33 de 136 y 163 CV. Todos, por el momento, sólo se combinan con cajas de cambios de doble embrague. Son de siete velocidades en el Diesel menos potente y los dos de gasolina, lo que supone que estos cuenten con desconexión selectiva de cilindros —las versiones manuales no contarían con ella—; mientras que los 2.0 Diesel usan una caja de ocho velocidades que nos ha dejado muy buena impresión por su rápida actuación, escalonamiento de marchas o manejo en maniobras. A través del mando Dynamic Select se pueden seleccionar los modos Individual, Sport, Comfort y Eco, caso éste en el que se activa la función de planeo.