GRACIAS POR TANTO...
Hemos querido dejar pasar el fin de temporada para rendir nuestro particular tributo a uno de los mejores deportistas que ha dado nuestro país. Y lo digo teniendo en mis manos un libro que publicamos en el número 2.411 de Autopista donde celebrábamos todos su primer título mundial, el de 2005, en una gesta hasta entonces impensable para nuestro automovilismo a nivel de circuitos -Sainz ya había logrado sus dos mundiales en Rallyes-. Y ya que tiro de recuerdos, me viene a la cabeza cuando mis compañeros que cubrían las carreras, me hablaban maravillas de un chaval tímido, asturiano, que se transformaba, que dejaba sorprendidos a todos en su año de debut en la Fórmula Nissan de finales del siglo XX. Y también recuerdo cuando ese chaval, todavía anónimo para la gran mayoría, esperaba con paciencia durante toda una mañana y por fin recogía un premio de Autopista como mejor piloto-promesa en uno de aquellos Fórmula Rally que organizábamos estilo Carrera de Campeones a principios ya de los 2000. Y lo hacía con aquel mono de Benetton y ya bajo la órbita de Briatore en el arranque del milenio actual.
Luego llegaría lo que tú y yo conocemos, su arranque en la F1 rompiendo todos los récords de precocidad, antes de rubricar su carrera con los títulos de 2005 y 2006, títulos que todos sabemos podrían haber sido más si la fortuna no le hubiese sido esquiva, pero con independencia de los resultados finales, Alonso no solo ha marcado la historia de nuestro deporte y del automovilismo nacional, sino que ha marcado la F1 en la época post-Schumacher, quizás no en resultados porque tanto Hamilton como Vettel han logrado más en cantidad, pero nunca en calidad, esa calidad de ser el jefe, al que todos miran, admiran y respetan porque saben que es el único capaz de estar en cualquier circunstancia por encima de las posibilidades de su monoplaza. La última imagen del año con Hamilton y Vettel escoltando al ovetense, lo dice todo. La F1 le echará de menos, los aficionados, todavía más. Que tu "a por ellos" te acompañe, Fernando, allá donde tu talento al volante te quiera llevar.