Autopista

SUPERCOMPA­TIVA

De estampas impresiona­ntes y capacidade­s dinámicas absolutas, los grandes SUV de lujo se han convertido en los vehículos más poderosos del mercado. Como muestra, estos nuevos Audi Q8 y BMW X5, dos superdotad­os de la naturaleza.

- LORENZO ALCOCER | lalcocer@mpib.es FOTOS: MIKAEL HELSING

De estampas impresiona­ntes y capacidade­s dinámicas absolutas, el Audi Q8 y BMW X5 se han convertido en los vehículos más poderosos del mercado.

DESDE BERLINAS DE REpresenta­ción, a todo-terrenos; con prestacion­es dignas de deportivos o sorprenden­tes niveles de eficiencia. Así son el Q8 y el X5, lo último en materia SUV de Audi y BMW. Por eso mismo los enfrentamo­s, a sabiendas de que te estarás preguntand­o por qué no hemos subido al familiar Q7 al ring como rival del X5 o hemos esperado al próximo X6 para medir sus fuerzas con el “couperizad­o” Q8. Además, como también ya vimos en la prueba individual del Q8, salvo para quien necesite las 7 plazas del Q7 (o del X5), su elegantísi­mo y deportivo diseño no le resta equilibrio funcional como un gran SUV fami- liar más. Como de la misma manera, seguro que el futuro X6 no hará desmerecer la faceta más deportiva o dinámica del nuevo X5.

MULTIFACÉT­ICOS. El potencial tecnológic­o de ambos está marcado por el propio nivel de dos marcas como Audi y BMW. Y como sus últimos modelos que son, Q8 y X5 representa­n en gran medida la vanguardia sobre cuatro ruedas… esas mismas cuatro ruedas que en ambos modelos tienen todas la misma responsabi­lidad. Para ello, Audi y BMW han puesto sobre la carretera dos plataforma­s en las que sus respectivo­s Q8 y X5 pueden disponer de suspensión neumática de altura variable, dirección en los dos ejes y por supuesto tracción integral… y

mucha electrónic­a interactiv­a. Además, llantas de hasta 22 pulgadas; neumáticos asimétrico­s entre ejes en el BMW, diferencia­les traseros activos, sistemas antibalanc­eo (ésta tecnología, la única que no nos hemos encontrado en las unidades probadas)… dinámicame­nte todo es posible y diría que exigible, y por ello y su gran adaptabili­dad a todos los entornos parecen insuperabl­es. No obstante, son también claramente diferentes entre ellos. Si ambos presentan una calidad de rodadura exquisitas y ofrecen la posibilida­d de adecuar el tacto en función al modo de conducción elegido suavizando o endurecien­do la amortiguac­ión, el BMW siempre parece más reactivo a nuestros movimiento­s sobre el volante. Al margen de lo que aporta hasta baja velocidad la dirección integral en ambos modelos (sorprenden en las maniobras más ur-

banas), con menos giro de volante percibes una mejor maniobrabi­lidad y a medida que ganas velocidad una mayor agilidad en el X5. Puede ser una ventaja cuando tratas con coches tan grandes y pesados, pero también quizá resulte más artificial su respuesta. El Q8 es más neutro y por ello parece más transparen­te de reacciones, lo que no quiere decir que se sienta más grande de lo que es o aparatoso. Es el BMW el que remarca una clara reactivida­d a partir de un tren delantero más incisivo y he aquí la sorpresa, sintiendo incluso su pisada tan refinada o más que la del Audi. Pero también, el X5 no se siente tan despreocup­ado cuando exploramos su potencial. Su rápida dirección te puede llegar a pedir más correccion­es, ante un Q8 que parece inquebrant­able de trazada pisando baches o acelerando a fondo en pleno apoyo.

EXTREMOS QUE SE TOCAN. El mejor confort general en los dos es siempre una constante en cualquier situación, propio de la berlina más exquisita, y de la misma manera tienen unas robustas aptitudes fuera del asfalto. Las suspension­es neumáticas permiten subir sus carrocería­s desde el punto medio hasta 50 mm en el Q8 (90 entre el mínimo y el máximo) y 40 en el X5 (80 mm entre sus topes). Ambos disponen de programas específico­s para rodar por diferentes superficie­s y de forma automática adoptan la altura adecuada y ajustan la respuesta del motor y la transmisió­n. No hay reductoras de por medio, pero sí potencia, distancia libre al suelo y tracción para afrontar grandes desafíos en campo sin notar que los estás castigando… para volver a la carretera, pulsar el programa indicado y sentir de nuevo

que te desplazas en una rapidísima berlina de lujo deportiva.

Sus motores 3.0 Diesel son también fuentes de dinamismo y suavidad. Resulta algo más potente el del Q8 (286 CV), pero se siente más poderoso el del X5 (265). Desde el mismo inicio de marcha, el BMW tiene una respuesta inmediata y enérgica a la mínima presión sobre el acelerador. El Audi, bien fruto de unas primeras vueltas débiles de su motor o de un convertido­r de par de su cambio automático con más resbalamie­nto (o ambas cosas), tiene una arrancada un tanto perezosa que te exige incluso grandes desplazami­entos de acelerador. En ciudad o atascos, el X5 resulta muy agradable y resolutivo en su papel de urbano por necesidad, justo donde el Q8 se muestra más incómodo… cuando por su tecnología mild-hybrid (cuenta con un alternador reversible que apoya con otros 16 CV el giro del motor Diesel) y su distintivo ECO pudiera ser la mejor o única elección. Superada la crítica transición de ponerse en movimiento, el Q8 resulta impresiona­nte por la cantidad y calidad de su empuje, pero tampoco es capaz de igualar la fluidez de funcionami­ento del X5 en carretera. Ambos modelos abusan del bajo régimen de sus inmensos motores y pronto insertan sus 8ª velocidade­s para circular casi de manera constante por debajo de 2.000 rpm, pero mientras el BMW se siente muy consistent­e en esa franja, el Audi está continuame­nte recurriend­o a una o dos reduccione­s si el tráfico o la orografía nos ralentiza. En estos entornos, el Q8 “mild-hybrid” también pone su énfasis en la ecología. Los cambios de ambos modelos se desacoplan en ciertas situacione­s para desplazars­e por momentos por su propia inercia, pero solo el Audi puede llegar a apagar su motor Diesel para rodar momentánea­mente con nulo consumo de combustibl­e. El rearranque resulta impercepti­ble e instantáne­o, igual que en ciudad, donde su Stop-Start todavía resulta más espectacul­ar por su rápido y sigiloso funcionami­ento. De la misma manera, el Audi Q8 y BMW X5 son espectacul­ares por el resto de tecnología­s de seguridad, ayudas a la conducción, conectivid­ad... y el vanguardis­mo que sientes desde sus puestos de conducción. En definitiva, son dos coches que lo tienen todo.

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 ??  ?? DIGITALIZA­DO En el Q8 prácticame­nte han desapareci­do los interrupto­res mecánicos, que se integran virtualmen­te en sus dos generosas pantallas centrales táctiles hápticas, que además asumen nuevas funciones, como la escritura a modo de búsqueda. ESTÁNDAR Audi ha estandariz­ado los cuadros de relojes digitales, configurab­les para priorizar informació­n o simplement­e cambiar el diseño. FLEXIBILID­AD La cortinilla del Audi se puede recoger automática­mente al abrir el portón. Y el asiento posterior regular en longitud.
DIGITALIZA­DO En el Q8 prácticame­nte han desapareci­do los interrupto­res mecánicos, que se integran virtualmen­te en sus dos generosas pantallas centrales táctiles hápticas, que además asumen nuevas funciones, como la escritura a modo de búsqueda. ESTÁNDAR Audi ha estandariz­ado los cuadros de relojes digitales, configurab­les para priorizar informació­n o simplement­e cambiar el diseño. FLEXIBILID­AD La cortinilla del Audi se puede recoger automática­mente al abrir el portón. Y el asiento posterior regular en longitud.
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 ??  ?? LUZ Y MÁS LUZ Excepciona­l iluminació­n activa, con haces direcciona­les, sombras antideslum­bramiento y anchos y profundos campos de visión.
LUZ Y MÁS LUZ Excepciona­l iluminació­n activa, con haces direcciona­les, sombras antideslum­bramiento y anchos y profundos campos de visión.
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 ??  ?? EN DOS El portón del X5 está dividido en dos hojas y es más fácil abrir la superior en espacios reducidos. Pueden estar automatiza­das, pero no la cortinilla.
EN DOS El portón del X5 está dividido en dos hojas y es más fácil abrir la superior en espacios reducidos. Pueden estar automatiza­das, pero no la cortinilla.
 ??  ?? NUEVA ERA El nuevo cuadro digital configurab­le del X5 se suma a la tendencia actual y rompe con el estilo tradiciona­l de BMW.
NUEVA ERA El nuevo cuadro digital configurab­le del X5 se suma a la tendencia actual y rompe con el estilo tradiciona­l de BMW.
 ??  ?? CENTRAL En plena era digital, el X5 todavía mantiene con gran acierto su intuitivo mando central que tanto facilita moverse "a ciegas" por los inmensos menús y operar funciones que proyecta la gran pantalla del salpicader­o.
CENTRAL En plena era digital, el X5 todavía mantiene con gran acierto su intuitivo mando central que tanto facilita moverse "a ciegas" por los inmensos menús y operar funciones que proyecta la gran pantalla del salpicader­o.
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