Propulsión eléctrica en todas las series de su gama
Ninguno de los fabricantes alemanes ha confiado en los coches eléctricos de una manera tan consistente y tan temprana como BMW. En 2013, el i3 llegó al mercado con su propia plataforma. Pero el uso de fibra de carbono para la carrocería hizo que su desarrollo resultara caro, y el rango de utilización era demasiado corto, con una autonomía limitada. Tampoco dispone de espacio para kits de baterías grandes, con 60 kWh o más. Por ello, consecuentemente, el i3 puede no tener un sucesor directo. BMW ha luchado durante mucho tiempo por una nueva estrategia electrónica y para empezar decidió convertir algunos de sus modelos de gasolina en híbridos enchufables y desarrollar eléctricos puros sobre su plataforma; es decir, el enfoque opuesto a VW. Su nueva fase comenzará en 2020 con un SUV medio, el iX3, que se está construyendo en China y que probablemente recibirá una batería de 70 kWh con un alcance de alrededor de 400 km. Como rival directo del Tesla Model 3, en 2022 le seguirá el i4, que es una variante del Serie 3 -probablemente el que será el próximo Serie 4 Gran Coupé-. A pesar de la relación técnica con los modelos de combustión, hay espacio para diferentes tamaños de batería. La respuesta de la marca bávara al Tesla Model X será un SUV sobre la base del X5, y cuyo concept se denomina i-next, aunque para el modelo de serie podría cambiar su nombre por el de i5. El súper eléctrico, previsto para 2021, dispondrá de una autonomía de hasta 750 km y tendrá conducción autónoma. BMW está desarrollando los coches de conducción autónoma conjuntamente con el Grupo Fiat-Chrysler.
Plataformas compartidas en BMW y Mercedes con sus variantes de combustión