Mejorando las baterías y la recarga
No se le puede achacar a Mercedes que no haya reconocido las nuevas tendencias a tiempo. De hecho, por ejemplo, la marca de la estrella se mostró extremadamente precoz en el caso de la pila de combustible. Pero nunca han logrado que modelos con esta tecnología como el Clase B, se hayan vendido en cantidades significativas. En términos de electromovilidad, la situación podría considerarse bastante crítica: el E-Smart tiene larguísimos tiempos de entrega (hasta el segundo trimestre de 2019) y ofrece un paquete de baterías que ya no está actualizado. El rango de 160 km a precios desde 23.000 euros es muy poco competitivo frente a la competencia. El EQC llega tarde (tercer trimestre de 2019) a precios que rondan los 75.000 euros, y no aporta nada novedoso en comparación con los mejores rivales de propulsión eléctrica. La autonomía estimada es de 400 kilómetros, con una batería cuya capacidad asciende a 80 kWh y con una velocidad máxima de 180 km/h. El Jaguar I-Pace, que ya está en el mercado, tiene una batería con una capacidad de 90 kWh, ofrece 480 kilómetros de autonomía y una velocidad punta de 200 km/h. Se puede cargar con hasta 110 kW; el Audi e-Tron lo hace a 150 kW. La eterna discusión sobre la plataforma más adecuada ha supuesto un verdadero problema para Mercedes. El EQC tiene genes del GLC y los sedan previstos para 2021 se basan en la nueva plataforma EVA II. Y en 2025, Mercedes vuelve a cambiar el rumbo en este aspecto, ya que los modelos eléctricos y los de combustión se construirán de manera común sobre plataformas compartidas.