MERCEDES-AMG A 35 4MATIC
A diferencia de la anterior generación del Clase A, donde hubo una versión firmada por AMG, en ésta habrá dos. Y la A 35 4Matic será la primera en aparecer. Tiene un motor de 306 CV, cambio automático de siete velocidades y anda sobrada de carácter.
Tiene un motor de 306 CV, cambio automático de siete velocidades y anda sobrado de carácter.
AMG NO SUELE FALTAR A LA CITA con casi ningún turismo de la familia Mercedes. Y ese es el caso del Clase A. Seis meses después del lanzamiento de la generación 2019 hemos tenido la oportunidad de ponernos a los mandos del que será el primer AMG de este modelo. Lleva un 2.0 de 306 CV, un motor como el de los A 200 y A 250, si bien con un turbo específico —de doble entrada, para evitar la influencia negativa que puede suponer una única durante los ciclos de admisión y escape—, además de un intercooler re- frigerado por agua o un sistema de distribución variable. También de un escape exclusivo, con una válvula que modula el sonido, de modo que en Sport, por ejemplo, contamos con un constante petardeo y un toque al acelerador en las reducciones que enciende la sangre si tenemos activado el programa Sport +.
No falta, desde luego, patada en el motor que hace que este A 35 corra mucho. Lo hemos probado en las carreteras de la Sierra de la Tramontana y, en todo momento, ha estado por encima de lo exigible, pudiéndose exprimir hasta casi el corte: 6.500 vueltas.
El cambio es de doble embrague y siete marchas. La gestión puede adaptarse a distintos modos de conducción, incluso uno específico para firmes deslizantes en el que tiende a usar marchas largas. Hasta tiene una función Race-Start para asegurar la máxima rapidez en las arrancadas. También cuenta con, además de los anteriores, los consabidos programas — seleccionables, como el resto, desde la tecla giratoria del AMG Dynamic Select o, como novedad, el pulsador con pantalla LCD que se sitúa en el volante— Sport o Comfort, además del configurable Individual.
Nos ha gustado su funcionamiento subiendo marchas, porque es rápido; pero bajándolas, no tanto: hay que anticipar mucho el toque de la leva para que, por ejemplo, la reducción de marcha se produzca antes de
la entrada a una curva. Y no siempre se consigue ajustar el momento preciso. Ahora bien, los frenos están bien dimensionados y son incansables.
ÁGIL. Con la 4Matic la tracción está garantizada en cualquier situación y la sensación es que prima el eje trasero sobre el delantero en el modo de conducción deportivo. Se siente, pues, muy ágil, pero también con un control preciso de la carrocería, en parte gracias a la amortiguación pilotada de serie. Es ajustable también desde un botón específico del volante.