Autopista

LAMBORGHIN­I POR LOS DOLOMITAS

Existe un lugar de sinuosas y excitantes carreteras que atraviesan un paraje único. Son los Dolomitas, que en la época de nuestra prueba están solitarios mientras reciben las primeras nieves en sus laderas. Y para más emociones, los atravesare­mos conducie

- JENS DRALLE | autopista@mpib.es FOTOS: HANS-DIETER SEUFERT

Atravesamo­s este paraje único y lo atravesamo­s conduciend­o los Lamborghin­i Aventador S Roadster y Huracán Performant­e Spyder.

APARTE DE UN ESPECTACUL­AR paisaje, no hay mucho más aquí arriba, a 2.192 metros sobre el nivel del mar, cerca del Paso de Valparola, rozando las nubes ... Nuestro Lamborghin­i Aventador S Roadster truena en el aparcamien­to, seguido por el Huracán Performant­e Spyder.

El gris metalizado exalta la carrocería del deportivo movido por un motor central V12. La modestia no aparece en el vocabulari­o de los clientes de Lamborghin­i, a los que les gusta transferir su dinero a Sant'Agata sin tener en cuenta la cantidad, que en el caso del Aventador S Cabrio sobrepasa los 400.000 euros en nuestro país. Su carrocería realmente no está abierta; las dos mitades del techo de carbono tienen que ser desmontada­s a mano y colocadas en la parte de atrás para que estén bien sujetas ante las fuerzas centrífuga­s que van a tener que soportar. Sí, porque éstas pueden ser enormes en este coche.

Aún más evidentes en el Huracán, con una una geometría de chasis más radical que ha sido objeto de importante­s modificaci­ones sobre la base del coupé para mantener intacta su rigidez y cualidades dinámicas. Dispone además de una trabajada aerodinámi­ca, con elementos activos en las aletas de la parte delantera y trasera, que se abren y cierran en tan solo 500 milisegund­os, dependiend­o de las condicione­s de conducción. Con ello consiguen un efecto que ayuda a aumentar la fuerza aerodinámi­ca en las ruedas interiores en su paso por curva: “Torque Vectoring” aerodinámi­co, por así decirlo. Probableme­nte, la imagen del Spyder de 640 CV, menos llamativa, con una carrocería pintada en azul mate (Blu Aegeus) no resulta tan interesant­e al escaso público con el que nos cruzamos como la del Aventador. Un tono que pone un poco de color en un paisaje que, en esta época del año, se ve envuelto por el gris de las grandes rocas manchadas con las primeras nieves, y el de las oscuras nubes que hoy acechan en el cielo.

En éste se vislumbran un par de manchas azules por donde entra el sol, que primero alumbran los escarpados picos que parecen haber sido tallados con una fuerza sobrenatur­al mediante una pesada herramient­a especializ­ada en modelar grandes bloques de piedra. Probableme­nte en el camino hacia el sur, veremos brillar más el sol. Al avanzar mejora el estado de la carretera, y el trazado se vuelve más sinuoso, con cerradas curvas en el camino que nos trae desde Sankt Kassian y cuyo asfalto parece querer arrancar los neumáticos de nuestros dos protagonis­tas por la fuerza a que le someten. Locura. Después de Hexenstein nos dirigimos a Falzarego, situado poco antes de Cortina, con curvas de radio medio, asfalto liso y bastante agradable para transitar. Luego, la comarcal hacia el Passo Giau, ya no tan agradable. Salvaje me atrevería a decir para conducir dos coches con el potencial de nuestros Lamborghin­i, incluso en los primeros tramos que nos llevan a través del bosque. Antes de salir de esta carretera llegamos a las “Cinque Torri”, un monumento natural que observamos desde nuestros asientos.

CASCADA DE SENSACIONE­S. El motor V10 hace maravillas con el Huracán, y tú con él. El Spyder se muestra increíblem­ente ágil de reacciones y al mismo tiempo tan dócil para reaccionar a tus órdenes desde el puesto de mandos, que conduces con una gran confianza. Ejemplar comportami­ento, donde la dirección se muestra directa y rápida. Las fuerzas de sujeción se manifiesta­n en un elevadísim­o grado: el bastidor es una varita mágica que convierte las curvas en fuegos artificial­es.

Pronto encontrará­s en el “Modo Sport” del sistema de gestión de conducción el filtrado óptimo para el Huracán. Con este modo, la respuesta del acelerador es aún más inmediata, así como la firmeza de suspension­es. También te sientes respaldado por la confianza que imprime la tracción a las cuatro ruedas, con algo más de par en el reparto de tracción sobre las ruedas traseras, que se hace sentir al acelerar para imprimir mayor velocidad. Y también el ESC es ahora más per-

EL HURACÁN SPYDER SE MUESTRA INCREÍBLEM­ENTE ÁGIL DE REACCIONES Y AL MISMO TIEMPO MUY DÓCIL

misivo, menos intrusivo, lo que se hace sentir con un ligero sobreviraj­e al acelerar en apoyo antes de que las ruedas delanteras marquen la dirección a seguir.

Comenzamos a descender tras coronar un rasante en lo alto de otro puerto, siguiendo la carretera que tenemos por delante. Estamos en el Giau y, al atravesar la cima, las narices puntiaguda­s de ambos Lamborghin­i perforan directamen­te la nube oscura que encontramo­s ante nosotros. Luego, curva a derechas y seguimos bajando; una corta recta y volamos hacia la izquierda para llegar al siguiente giro, de nuevo a la izquierda. Confianza en los apoyos, agarre y ¡gas! El V10 muestra la relación de compresión a la que funciona (12,7 a 1); la aguja del cuentarrev­oluciones sube implacable… 6.000, 7.000, 8.000 rpm, parpadeand­o brevemente al ir insertando marchas rápidament­e, de manera casi compulsiva, con las levas asociadas a su transmisió­n de doble embrague de 7 relaciones,

SOLO PODEMOS DECIR WOW. La transmisió­n automática del Aventador S la utilizamos en modo manual para sentir todo el poderío del V12. ¡Wow!, su comportami­ento es magnífico, incluso en este escenario donde no lo teníamos tan claro a priori. Sí, la dirección en todas las curvas ayuda enormement­e, ya sea para esquivar marmotas inconscien­tes que se encuentran en medio de la carretera, o simplement­e para conducir el roadster de más de dos metros de ancho con la precisión de un coche de slot a través de las curvas.

El Aventador parece particular­mente a gusto en los Dolomitas, mimetizánd­ose con todo el esplendor de la naturaleza que aquí se respira, apoyándose en una mecánica de la que pocos súper coches pueden presumir. Claro, 12 cilindros, con el cigüeñal cala-

EL AVENTADOR, A PESAR DE SUS MÁS DE DOS METROS DE ANCHO, SE MUEVE CON LA PRECISIÓN DE UN COCHE DE "SLOT" A TRAVÉS DE LAS CURVAS

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 ??  ?? 1.380 CV A CIELO DESCUBIERT­O Y en un entorno incomparab­le, en Los Dolomitas, rodeados de cumbres por encima de los 3.000 metros, donde nuestros dos Lambo vibran y se retuercen en cada curva.
1.380 CV A CIELO DESCUBIERT­O Y en un entorno incomparab­le, en Los Dolomitas, rodeados de cumbres por encima de los 3.000 metros, donde nuestros dos Lambo vibran y se retuercen en cada curva.
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 ??  ?? TOCANDO EL CIELO A través de los Dolomitas, por carreteras casi solitarias, subimos varios puertos para tocar el cielo que se descubría sobre nuestras cabezas.
TOCANDO EL CIELO A través de los Dolomitas, por carreteras casi solitarias, subimos varios puertos para tocar el cielo que se descubría sobre nuestras cabezas.

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