SUPERCOMPARATIVA
Si eres de los que te empieza a temblar el pulso a la hora de decidirte por un Diesel, Renault-Nissan y el grupo VW, representados en este caso por el Qashqai y el Karoq, te ofrecen dos de los mejores gasolina del momento.
Enfrentamos a dos de los mejores gasolina del momento, el Nissan Qashqai y el Skoda Karoq. Al líder indiscutible de ventas en 2018 le planta cara uno de los SUV más funcional y familiar del mercado.
LÍDER INDISCUTIBLE EN 2018 —con casi 13.000 unidades de ventaja sobre el segundo SUV más vendido— y de estreno para entrar en 2019 con fuerzas renovadas: Nissan ha hecho, y muy bien, los deberes. Nuevos motores de gasolina, caja de cambios y sistema multimedia son las principales novedades confirmadas por la marca, pero hay otras áreas en las que, aunque Nissan no se haya pronunciado, todos los que lo hemos conducido hemos sentidos mejoras. Como presentación, estamos por tanto ante un Qashqai mucho más afinado que antes y, ahora sí, con uno de los mejores motores de gasolina, factor por el cual hemos puesto el foco en el 1.5 TSi, un motor siempre "de bandera" que el grupo VW aún no ha re-
partido todos por igual hasta ahora: si el Karoq nació directamente con él, al mucho más dinámico Ateca se lo acaban de traer los Reyes.
DOBLES PAREJAS. Sendos cambios automáticos con idéntica tecnología de doble embrague y número de marchas unifican, mecánicamente, esta comparativa. El 1.33 "japonés" llega a la gama en dos niveles de potencia, con 140 CV sustituyendo al anterior 1.2 DIG-T, y con 160 CV, como el de la unidad probada, para reemplazar al 1.6 DIG-T de 163 CV que, por cierto, nunca pudo estar ligado a una transmisión automática, único cambio posible sobre la versión más potente del nuevo motor. Este nuevo DIG-T de cuatro cilindros procede de la Alianza Nissan-Renault, desarrollado en estrecha colaboración con Daimler: se extenderá como la pólvora tanto en la marca francesa —lo estrenó y montó el Captur de julio a noviembre del pasado año en una primera versión de 150 CV, aunque por entonces sin filtro de partículas— como en Mercedes, donde el Clase A ya ha demostrado lo que puede dar de sí. Por su parte, Gtrag es el suministrador de un más que decente cambio de doble embrague y siete relaciones que si bien no dispone de modo avance por inercia, como sí cuenta el DSG/7 que emplea el Kaorq, aporta no pocas ventajas en respuesta mecánica y agrado de utilización. Ambos son motores de extraordinaria finura de funcionamiento y elevada carga tecnológica, si bien, con soluciones
NUEVAS REFERENCIAS: EL 1.33 QUE AHORA MONTA NISSAN VA A DAR MUCHO QUE HABLAR. PRONTO, LO USARÁN DIFERENTES MODELOS DE RENAULT, ENTRE ELLOS, EL NUEVO KADJAR
muy dispares y, en el caso del 1.33, con importantes diferencias según la marca que lo monte ya que su sistema desactivación de cilindros está de momento reservado exclusivamente a Mercedes. Lo más característico es una culata triangular que permite reducir la altura del motor y centrar el el inyector perpendicularmente a la cámara, un tratamiento antifricción de los cilindros mediante spray de plasma o turbo de baja inercia con válvula de destacar eléctrica.
TRABAJO EN EQUIPO. Más pesado y voluminoso que el Golf equipado con el mismo binomio motor/cambio que encontrarás en este mismo número, el SUV de Skoda no deja la misma buena impresión mecánica que el modelo compacto. Y no, no es, aisladamente, el motor, de excelente respuesta y tacto; y que tampoco lo es, por sí sólo, el cambio, siempre tan rápido como suave, aunque, como el de su rival, algo "delicado" para maniobrar a baja velocidad —especialmente en frío—. Es el trabajo en equipo lo que, en este caso, menos nos ha convencido, fundamentalmente por un dubitativo trasiego de marchas ante la más mínima demanda de potencia, algo que impide lograr una fluidez absoluta en la conducción. Tal es así que, aunque sea a costa de una menor eficiencia de uso, se agradece llevar el cambio en el modo Sport para que la relación de marchas engrandas y respuesta sea mucho más uniforme, o mejor aún, tomar el control absoluto mediante su uso manual a través de las levas.
En este sentido, el modelos japonés ofrece un plus en placer de conducción, mueve con determinación marchas largas reaccionado sólo cuando el conductor exige ese extra de aceleración necesario y mantiene más acertadamente esa marcha o marchas quitadas interpretando a la perfección cuándo el conductor vuelve a cruceros constantes, "devolviéndose" sólo entonces las relaciones de desahogo mecánico. Esta mejor afinación del Qashqai es la que le hace ser más agradable de conducir que su rival en carreteras que exigen un constante cambio de ritmo, o incluso cuando se circula con carga en autopista —a ritmo legal, con su motor girando a un tranquilo régimen de 2.100 rpm—, siendo demasiado recurrente el uso de la sexta o incluso quinta relación. Para lo bueno como para lo malo, ese tacto más o menos "directo" entra má- quina y conductor también te hacen sentir dos coche de talante claramente diferente, uno más dinámico y otro enfoque más aburguesado y familiar. el 1.33 DIG-T es un propulsor siempre con mayor protagonismo, sea en la respuesta a cualquier régimen, simpre con mayor pegada, sea por su tacto y diferente —más que mayor— ruido mecánico, haciendo del Qashqai un SUV con más que matices deportivos y de rapidísima reacción al acelerador. Las comparaciones con 1.6 saliente pueden parecer odiosas en tanto en cuanto aquel propulsor —por cierto, con casi 190 CV sobre el banco de rodillos— consiguió mejores registros prestaciones y también consumos ligeramente inferiores —eso sí, con emisiones contaminantes fuera de las ley en el marco de futuras normativas—, pero te garan-
tizo que, en conjunto, este motor goza de un mayor equilibrio general.
Juegos de cintura. Ya en 2017 Nissan acometió ligeros cambios en la suspensión, reduciendo la rigidez de amortiguación y aumentando el grosor de la barra estabilizadora. Aunque es cierto que el nuevo motor aporta menos kilos que antes sobre el eje delantero, apostaría a que también han llegado nuevos reajustes, siendo ahora un coche mucho menos áspero y claramente más cómodo. Como siempre, exige meter "mucha dirección" al no ser ésta muy rápida, pero el balanceo sigue siendo muy contenido y el tren delantero sigue teniendo límites altísimos ademas de que, ahora, los testigos de ayudas a la conducción son menos alarmantes. Para conductores inspirados, es un SUV que se dis- fruta, y mucho, al volante. Karoq, por su parte, apuesta por un chasis, digamos, más sobrio y de impecable compostura y reacciones siempre que no rodemos demasiado deprisa por asfalto muy rizado; en ese caso, sus abiertos recorridos de suspensión hacen que adquiera movimientos de carrocería verticales demasiado amplios que sugieren bajar el ritmo, más que subir la guardia, porque el contacto de sus ruedas con el asfalto está garantizado. Obviamente, también su carrocería balancea más, se recupera más lentamente de un apoyo a otro, hunde más su motor al frenar. Pide, sencillamente, una conducción más sosegada que el rival. Contadores a cero a partir de ahora, estamos ante el mejor Qashqai de todos los tiempos, ¿podrá acabar el año como lo ha empezado?