CITROËN 2CV 6
¿Hay un dos caballos a la vista? Pues sí, y está celebrando su 70 cumpleaños con nosotros en nuestra prueba de coches clásicos. Con sus 24,5 CV, el Citroën 2CV es sin duda un importante hito en la historia del automóvil.
Está celebrando su 70 cumpleaños. Con sus 24,5 CV es un hito importante en la historia del automóvil.
EL CORAJE SIGUE SIENDO UNA virtud! A través del techo abierto y ondulado de nuestro 2CV, el invierno se cierne sobre nuestras cabezas. ¿Se elevan nubes de lluvia sobre la Selva Negra? No parece; así, desde la base de la montaña, donde surge una carretera que se eleva en un 18 por ciento respecto a nuestra base, pienso “qué podría salir mal en un día como el de hoy”. En mi euforia, llamo a mi colega Heinrich para contarle mi atrevida aventura. A lo que piensa, para reducir mi inapropiada euforia: "escalar una montaña y salirse con la suya, no es un arte".
La cita en realidad no es suya, sino de Reinhold Messner -para quien no sepa a quién me refiero, ha sido el primer escalador en conquistar los 14 “ocho mil” existentes-. Vamos, que él sí que sabe dos o tres cosas acerca de escalar montañas.
Por otro lado, en los años 70 el 2CV ha realizado todo tipo de aventuras y travesuras, como atravesar desiertos o cruzar continentes. Ahora, sin embargo, ya es demasiado viejo para esas locuras. Ponemos en marcha nuestra unidad: embrague, primera marcha, el gas, el parloteo de sus dos cilindros, el arranque... El dos caballos despega.
DIME A QUIÉN ESTÁS ESPERANDO. Así que ahora sabemos lo que era una anticipación, cuando ha tenido tanto tiempo para madurar. La fecha de nacimiento del Citroën 2CV duró nueve años, hasta el 7 de noviembre de 1948, desde que el comienzo se puso en marcha paralizado por la guerra. Pero como todo encajó muy bien al final, el mítico modelo vio la luz y ha celebrado ya su 70 cumpleaños.
Nos lo llevamos a la pista de pruebas de Lahr para realizar las mediciones dinámicas. Es un 2CV 6 de 1975, con el bloque grande de dos cilindros y 602 cc, que el dos caballos adoptó en 1970, y que mantendrá durante los 20 años restantes. Al principio el motor rendía 28, luego 27, 29 y luego de nuevo 28 CV. Es la versión bóxer dotada con el carburador de flujo descendente y reducción de emisiones del 2CV 4 (el Solex 34 PICS 6). No me digas que estos no son esos detalles con los que las conversaciones durante el café te devuelven a la serenidad contemplativa. Sí, nuestra unidad mantiene 24,5 CV y 37,2 Nm. Precisamente debido a la modestia de estos números, uno debe colocar la coma en los decimales exactos.
Se puede argumentar que teniendo en cuenta los métodos de producción más antiguos utilizados por Citroën en la década de
1970, las fases de instalación de los frenos de disco, los motores, los faros y los accesorios interiores pueden no haberse mantenido intactos en nuestro modelo desde entonces. Pero tales historias de originalidad serían tontas y aburridas. El dos caballos siempre fue más original que el original.
¡A PISTA!. Hay hueco para entrar en la pista de pruebas, así que la amplia puerta de acceso se abre para dejarnos entrar. Junto al 2CV, el I-Pace de Jaguar que estamos probando crea una sombra y un reflejo con su luz de neón sobre el Citroën. Mi compañero Otto y yo ajustamos la escala al ancho de vías del estrecho 2CV para que pueda entrar en la balanza. Pesa 597 kg con los depósitos llenos; ese peso lo iguala el I-Pace simplemente apoyando la rueda delantera derecha. En el dos caballos está disponible lo esencial. Incluso en la lista de precios solo cuenta con diez elementos opcionales para complementar el equipo de serie, que culmina con el "tejido de tapicería Jersey" y las "alfombrillas de goma". “Si le quitas algo al 2CV, ya no es realmente un coche”.
Utiliza un chasis tubular, con una red de tuberías desarrollada como base -similar en forma y resistencia a los postes de una tien- da de campaña-, a los que se sujetaban los paneles de la carrocería. El capó y el portón trasero solo se cuelgan, con unas bisagras que podrían desmontarse con facilidad si fuera necesario. La electrónica se cablea, permitiendo entrar y cerrar las puertas.
El sol reluce sobre la pista de 2,4 kilómetros de largo. Otto conduce valientemente en la primera marcha, no sincronizada, y el 2CV se despierta, casi indignado, como si alguien le hubiera pellizcado. Cuando cambiamos a la segunda marcha, el enorme volante sujeta el empuje del motor bóxer, que seguimos estirando durante un rato, hasta que llega el momento de insertar la tercera velocidad. Un poco más tarde, el 2CV 6 alcanza la cifra de los 70 km/h. Ha recorrido solo una décima parte de la distancia del circuito, pero el impulso para progresar se está debilitando cada vez más.
Cuando nuestro Citroën logra alcanzar los 90 km/h ya se atisba el final de la recta donde realizamos las mediciones. Después de cada kilómetro por hora que el 2CV gana, sigue persistiendo, a veces durante unos segundos, como si quisiera ganar fuerza para conquistar el siguiente escalón de velocidad. La corriente de aire sacude la casa de hojalata, que
resiste con pundonor, con su coeficiente aerodinámico de 0,508. Finalmente, la pantalla del medidor GPS marca los 100 km/h, un logro que nos deja una sensación comparable a superar los 300 km/h en un coupé de cuatro puertas como el AMG GT 63 S 4Matic.
Y luego Otto ralentiza la velocidad tras el esfuerzo realizado. Lo que tiene sentido: nadie sabe realmente si el 2CV volverá a alcanzar la velocidad de 100 km/h para nuestra medición en la prueba de frenado. Además, la pista llegaba a su fin, lo que también hace que fuese conveniente frenar. El pequeño, cuando frenamos, se muestra resolutivo sobre los neumáticos de 125 mm de anchura de pisada. LA MONTAÑA NO NOS LLAMA. Después de documentar notables niveles de ruido inte-
rior, nos dirigimos al slalom y a la zona de cambios de doble carril. La dirección indirecta combina un tacto suave y preciso, con una respuesta confusa y un impresionante poder de sujeción. El 2CV muestra enseguida subviraje, pero gira y se balancea de forma inquebrantable alrededor de las pilonas. Después mediremos el radio de giro, y mañana llevaremos al Citroën a la prueba de eco-consumo. Con 4,9 l/100 km, será más económico que muchos coches pequeños actuales, e imbatible si se convierte el consumo por hora. Porque con un 2CV tienes que conducir más tiempo en cada pista que con otros coches.
¿Y ahora, dónde? En la carretera, alcanza el nivel de temperamento que muestran los camiones, impulsados con cora- je. Cuanto más denso es el tráfico, menos notable es la desventaja de tiempo. Sí, a veces incluso parece posible plantearnos una maniobra de adelantamiento… Avanzamos un poco hacia el norte, luego giramos a la derecha por la amplia llanura, hasta alcanzar la alta “Selva Negra” que se extienden hacia el cielo de la tarde.
A medida que el trazado asciende, el viento refresca. La primera rampa la afronta el 2CV en tercera marcha, pero pronto debemos reducir a segunda. El Citroën sube valiente, incansable, superando incluso a un ciclista con su bici de carretera que se está revelando contra el reloj. ¿Cuánto tiempo necesita el 2CV para alcanzar la cima? Ese logro se siente como un solo y largo momento, siempre aprovechando todo el puro impulso, sin perder ritmo. La fragancia de los abetos, el murmullo de algún arroyo y el sonido de las llamadas de algún cuco nos alcanzan plenamente a través del techo abierto.
Ya arriba, nos detenemos en el aparcamiento. Se le ve sublime al 2CV, iluminado por los rayos de sol que ya está escondiéndose. La noche ya asoma en el valle y acabará alcanzándonos. Pero el mundo no girará más lento si conducimos más rápido. El 2CV reduce la conducción a sensación de locomoción pura, comprimida para experimentar cada momento. Quien utiliza así el tiempo, no tiene prisa, incluso aunque el coche sea lento.
LA VIDA DESDE EL CITROËN 2CV PASA MÁS DESPACIO