670 MILLONES A LA HUCHA
No es revoltoso el colectivo automovilístico y del transporte nacional, como sí sucede en otros países. O quizás nunca ha tenido el poder que sí ha alcanzado en nuestro entorno vía clubes y asociaciones profesionales potentes que sí han participado y condicionado -incluso torpedeado hasta paralizar- decisiones políticas y económicas. Lo digo porque recién empezado el año tenemos encima de la mesa -siempre y cuando haya apoyo parlamentario a los presupuestos elaborados por el Gobiernouna subida impositiva de 3,8 céntimos por litro de Diesel que afecta a unos 19 millones de vehículos en nuestro país camino de lograr unos ingresos extra de 670 millones de euros, o lo que es lo mismo: 36 euros anuales per cápita para un kilometraje medio de 15.000 km. Eso sí, para capear el temporal de una medida una vez más arbitraria y que recurre a la "teta" fácil, la justificación populista antes de tirar la piedra -y luego difícilmente comprobable- de que "el 30 por ciento de lo recaudado se destinará a nuevas políticas de movilidad sostenible", algo similar a la recaudación de los radares y el destino de estos fondos a la seguridad vial.
Miro datos de consumos de gasóleo automovilísticos buscando reflejos del trasvase actual del Diesel a la gasolina en las ventas actuales de vehículos y me doy cuenta de que todavía tardaremos en ver cambios de tendencias importantes -el 74 por ciento del total del gasóleo consumido en nuestro país es para automoción, el resto calefacciones y uso agrícola/ pesquero también emisores y menos controlados-. Y si vemos el mix de mercado automoción de consumo total gasolina/Diesel, comprobamos que no ha habido prácticamente variación en los últimos tres años -82,4 por ciento de los combustibles de automoción se los llevan los Diesel, por 17,6 por ciento los gasolina, cuando a principios de siglo el ratio era del 33,9 por ciento para el gasóleo por el 66,1 por ciento para la gasolina-. Público cautivo, ingresos fáciles garantizados, una vez más...