MUCHOS EN LA CALLE
Las ciudades se llenan a marchas forzadas de vehículos de movilidad personal de lo más variado. Cada uno con sus características, unos con motores más o menos potentes, otros sin ellos. Y las ciudades, que son las principales afectadas, intentan regular su circulación, porque los incidentes y las situaciones de riesgo se multiplican. En 2018, 5 personas perdieron la vida como resultado de un incidente con segways, patinetes eléctricos y hoverboards, y, según un informe de Mapfre, un 17 por ciento de los usuarios admite haber sufrido una situación de riesgo, si bien en 2 de cada 3 no produjo heridos.
Como ocurre muy a menudo, la sociedad, en este caso la calle, va por delante de las leyes, y la Ley de Seguridad vial contiene vacíos sobre vehículos, que cuando se ha ido legislando o no existían o por lo menos su uso no era tan masivo como ahora. Y ante la falta de una Ley nacional -suplida en parte, eso sí, por una instrucción de 2016-, y en virtud de la capacidad normativa de cada consistorio, cada ayuntamiento regula como quiere su uso, encontrándonos situaciones como la de algunos que tienen intención de obligar a los usuarios de patinetes eléctricos a llevar chaleco y casco y tener un seguro del vehículo, como el de Gandía. Y otros en los que nada de esto será obligatorio y solo será recomendable. En unas ciudades se podrá circular por aceras con unas condiciones y en otras no. El desbarajuste está asegurado si no se toman medidas homogéneas.