NO ES LA PANACEA
Volcados todos los fabricantes en ofrecer modelos eléctricos de batería, forzados, bien es cierto, por las duras leyes europeas que se atisban en el horizonte, como la que entra en vigor el próximo mes de enero de 2020, centrados los estados en incrementar la instalación del número de postes de recarga, cabe preocuparse por las opciones cero emisiones para el otro transporte, el de grandes vehículos, el de autobuses y camiones, y también el de flotas que recorren grandes distancias a diario. Porque, a día de hoy, la tecnología del vehículo eléctrico de batería no es una solución para ellos. Por tamaño de las baterías, por autonomía y por tiempo de recarga. A día de hoy tienen que recurrir al Diesel y al GLP o GNC. Sí lo es, sin embargo, la tecnología de la pila de combustible de hidrógeno, como la del Toyota Mirai que acompaña estas líneas. Una tecnología que parte con un combustible que es uno de los elementos más abundantes del planeta, que ofrece una experiencia de uso mucho más parecida a los combustibles tradicionales por su tiempo de recarga y su autonomía, con un coste de utilización competitivo frente a los combustibles actuales y que emite sólo vapor de agua por su tubo de escape. No solo será la solución para vehículos pesados y grandes flotas, lo será para muchos automovilistas. En la carrera del vehículo eléctrico vamos tarde, ¿por qué no avanzamos con el hidrógeno?