AUDI E-TRON SPORTBACK
Con este Sportback, Audi completa los primeros capítulos de su "serie" eléctrica e-tron, ya con versión normal y couperizada y dos o tres motores. La siguiente temporada tendrá nuevos actores principales partiendo de arquitecturas cien por cien eléctricas
Probamos este Sportback, con el que Audi completa los primeros capítulos de su "serie" eléctrica e-tron.
PESE A QUE SEGUNDAS, TERCERAS Y cuartas campañas de modelos e-tron estarán concebidas sobre sendas arquitecturas cien por cien eléctricas de nueva factura, no es ni mucho menos un demérito que el e-tron lo está sobre la plataforma "mecánica" MLB EVO, sino todo lo contrario. Resulta una proeza industrial ir adaptando y abriendo hueco por aquí y por allá para alojar baterías y nuevos componentes que parecían impensables, entre ellos, un piso casi plano o un segundo motor eléctrico trasero con efecto vectorial que, además de elevar la potencia conjunta del e-tron S hasta los 503 CV, lo convierte en una verdadera máquina de derrapar. Harina de otro costal, porque, como ya intuyes, eléctrico y velocidad no se llevan nada bien, y para una gran mayoría las prioridades están más ligadas con el alcance y la velocidad de carga, algo en lo que Audi tampoco para de trabajar y aspectos en los que el e-tron ha ido dando pequeños grandes pasos aprovechando mejor la capacidad neta de las baterías. En el caso del Sportback, son anecdóticos esos 8 km de autonomía extra que consigue el Sportback por efecto de la aerodinámica, aunque no lo es tanto el coste adicional respecto e-tron normal, unos dos mil y pico euros más.
Trece centímetros menos de línea de techo aportan a esta nueva carrocería un aspecto algo más poderoso y deportivo, más en la línea del i-Pace de Jaguar, aunque milagrosamente sólo se han perdido 2 centímetros de altura en las plazas posteriores y apenas 45 litros de maletero, bajando a unos, aún más que considerables, 555 litros. En realidad, poca importancia tiene viajar algo más constreñidos atrás cuando las paradas están
aseguradas para cargar las baterías aunque, eso sí, los 95 kWh de los 55 e-tron —71 kWh para los 50 e-tron— dan muchísimo de sí a ritmo muy "suave": alrededor de 320/350 km en una utilización combinada, autonomía que sí se ve drásticamente reducida a ritmos de autopista. Aquí, no sólo la velocidad hace mella. El ritmo constante impide aprovechar ese 30 por cierto extra de radio de acción que consiguen los e-tron por efecto de su frenada regenerativa y donde el más “ambicioso” de los tres posibles modos ejerce una deceleración de 0,3 g, algo que en un coche tan pesado y alto supone asumir continuos grandes cambios de inercia en sentido transversal que acaban dándole una verdadera paliza al cuerpo. En cuanto a aprovechamiento energético y en el caso de los 55 e-tron quattro, limitar la potencia a los 306 CV que entrega en modo D, ya que conseguir los 408 CV que entrega el modo S suponen, además, reacciones demasiado espontáneas que también ponen a prueba la resistencia del cuello. Sin embargo, ponerse al volante de este coche vuelve a suponer encontrarse con un milagroso comportamiento dinámico y una agilidad de repuesta impropia para un vehículo de su talla y peso. Los Sportback no tienen una pisada mucho más rígida, aunque probablemente sí escondan evoluciones en materia de trasferencia de par entre motores para conseguir tal agilidad de reacciones, sintiéndolo además algo más “ligado” al asfalto, aun - te la dirección no le permite alcanzar la perfección que desearíamos.