EL GUERRERO SAMURAI
Los todo terreno vivieron su particular boom en los años ochenta. En España, los Land Rover Santana fabricados desde 1961 en Linares (Jaén) y los Jeep de Viasa (1968-1974) y Ebro (1974-1980) eran los referentes previos. Suzuki entró en escena en 1985 a través de la marca jienense Metalúrgica Santa Ana y lo hizo con un modelo que, como el Seiscientos entre los turismos de calle, democratizó este tipo de vehículo: el SJ 410/413. Era un todo terreno de esquema tradicional –chasis de vigas y ejes rígidos- con tracción total (desconectable) y reductora. Pero, sobre todo, era duro como una roca, ágil, versátil y barato. No tardó en hacerse un hueco frente a los grandes y pesados Nissan Patrol, Mitsubishi Montero, Jeep Cherokee y los propios Land Rover. Tres años después, 1988, pasó a denominarse Samurai. Este nombre de guerra vino de la mano de un aumento de vías y una segunda carrocería alargada (Longbody) que añadía aún más polivalencia. 35 años después, su mercado de segunda mano los sigue poniendo en valor. La actual ola de los SUV, en sus distintas configuraciones y tamaños, ha recogido el testigo, pero pocos o ninguno posee las dotes todo terreno de aquellos SJ/Sumurai, que tanto podían rodar por ciudad como superar trialeras en el monte, correr un raid o transportar sacos de pienso en la explotaciones agrícolas.
JESÚS BONILLA