FÓRMULA 1
La ventaja que son capaces de acumular los Mercedes les permite estar al abrigo de sustos. Además, tuvieron la suerte de que Verstappen había parado antes, porque si no, el holandés ganaba la carrera.
Llega un nuevo resumen de todo lo acontecido en el Gran Premio de Gran Bretaña, de la mano de nuestro especialista José María Rubio.
VERSTAPPEN Y EL coche de seguridad fueron el quebradero de cabeza de los Mercedes en Silverstone. Aunque fuera a cierta distancia, el holandés estaba allí y su presencia no permitió alegrías a los coches negros. A pesar de que la diferencia en entrenamientos entre los Mercedes y el Red Bull era de más de 1 segundo, en carrera no es tan sencillo. Las unidades de potencia alemanas reducen sus prestaciones en carrera para no tener problemas y al mismo tiempo no humillar al resto. Si a eso unimos dos coches de seguridad, tenemos que la mayor diferencia entre Hamilton y Verstappen fue de 14,794 sg en la vuelta 44. Con ese margen no se podían permitir alegrías excesivas ni tenían una parada “gratis”. El ritmo del dúo de cabeza era endiablado y ese afán por ir batiendo la vuelta rápida de forma alterna, hizo que castigaran los neumáticos excesivamente y sobre todo sin necesidad, dando una apariencia de competitividad, que realmente no existe.
Esa supuesta rivalidad se desvaneció en la salida. Bottas arrancó mejor que Hamilton, pero en la primera curva, en lugar de intentar pasar delante, solo se dedicó a cubrirle las espaldas. El esperar una renovación que aún no llega tiene maniatado a Valtteri, es consciente de que este año es importante para la marca y no se atreve a plantear problemas a Lewis. Gracias a la presión en la lejanía del Red Bull, Hamilton no podía descuidarse ni tener un susto. El dominio aplastante de Hamilton estuvo a punto de quedarse en nada por un pinchazo cuando le quedaba media vuelta para entrar en meta. Los de Red Bull no podían imaginar lo que quedaba por llegar y habían hecho parar a Max para que lograra la vuelta rápida. Cuando vieron como Bottas pinchaba, Max ya tenía ruedas blandas nuevas, pero estaba a 41 segundos de Hamilton, que ya había levantado el pie ostensiblemente. A Hamilton, su ingeniero le fue haciendo la cuenta atrás para que supiera si debía arriesgar un poco o no. No le hacía falta, pero esos datos hicieron que se tomara las cosas con calma y no se lanzara a lo loco, lo que podía haber hecho que la rueda se destrozara y perder la victoria. Además tuvo toda la suerte que no tuvieron ni Bottas, que pinchó una vez pasada la entrada al pit, ni Carlos, que no puntuaron por los pinchazos. Lewis tuvo la suerte de los campeones y sobre todo se quitó de encima a Bottas en la lucha por el campeonato. Al llegar a Silverstone les separaban 5 puntos y el l és e er i e me e podía soñar. Ahora a 30, ya solo puede