Los otros M
La saga de los M3 y M5 fue exclusiva durante casi quince años hasta que llegaron los Z3 M a finales de los años 2000. Z3 M Roadster (1997) y Z3 M Coupé (1998) fueron equipados del motor 3,0 l de 286 CV –y su evolución 3,2 l y 321 CV- de la generación M3 E36. Eran coches de carácter, con prestaciones impresionantes y exigente conducción, lo que quizá explique su poco éxito, o simplemente porque eran coches pequeños y ciertamente espartanos con respecto al resto de la gama BMW. Su producción fue muy inferior a la de sus hermanos mayores M.
En 2006 los sucesores Z4 M Roadster y Coupé subían en gama, crecían en tamaño y resultaban más acordes a la imagen y estatus de BMW. Heredaron el propulsor del M3 de tercera generación – E46-, el 3,2 l de 343 CV y lograban mejores prestaciones que el M3. Menos extremos que los Z3, los Z4 seguían siendo coches de nicho, lúdicos y muy deportivos, de los que hubo menos de 4.700 ejemplares de primera generación.
El Z8 del 2000, un roadster de lujo considerado objeto de colección desde su lanzamiento, fue reminiscencia y homenaje estético al BMW 507 de los años 50. No era de la familia M propiamente dicha, pero sí estaba cercano al M5 E39, del que heredó el V8 4,9 l de 400 CV. Compartía con los demás Z un carácter deportivo extremo y prestaciones sobresalientes, se fabricó a 5.700 unidades. Igualmente el coupé 850 CSi producido desde 1992 equipaba un V12 puesto a punto por BMW Motorsport. En 2005 BMW le da un sucesor al M635
CSi (no fue el 850 CSi considerado de gama superior), con el nuevo coupé M6 – E60- y aprovecha la base mecánica del M5. El M6 es amplio, con cuatro plazas, cuatro puertas en versión Gran Coupé y disponible en cabrio. Comparte el poderío del V10 de 507 CV, con un centro de gravedad más bajo y 100 kg menos que el M5 que lo hacen más prestacional. Sin embargo, no suscita el mismo entusiasmo que los ya clásicos M3 y M5, se le considera más un GT que deportivo.
Los M más sorprendentes sin lugar a dudas son los X5 M y X6 M M50d aparecidos en 2012, unos SUV de grandes proporciones ¡equipados con motores diesel! Tradicional en BMW, el seis cilindros en línea de 3,0 l sobrealimentado por tres turbos alcanza los 381 CV y hasta 400 CV en la segunda generación. Estos deportivos altos y cercanos a los 2.500 kg marcan un viraje en cuanto al concepto de deportividad, independientemente de sus altas prestaciones.