La clave, los impuestos
¿Por qué el precio de los combustibles no varía en la misma proporción que el precio del crudo Brent? Porque en realidad, como destaca la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), el precio de la gasolina o el gasóleo en España no tiene relación directa con la cotización del barril de petróleo. El precio final depende de las cotizaciones de la gasolina y el gasóleo en los mercados al por mayor de referencia (Mediterráneo y Norte de Europa en el caso español). Como estos mercados se mueven en dólares, el tipo de cambio euro/dólar también es un factor significativo.
Pero es que otra parte muy importante son los impuestos, casi la mitad del PVP, y otros costes asociados (costes de logística y almacenamiento, coste del traslado del carburante hasta la gasolinera, coste de las reservas estratégicas, coste adicional del biocarburante y coste de la aportación al Fondo Nacional de Eficiencia Energética).
En definitiva, los impuestos repercuten directamente en lo que pagamos en el surtidor. En España, los combustibles líquidos derivados del petróleo están gravados con dos impuestos: en primer lugar el IVA, que se sitúa en el 21%, calculado sobre el precio antes de impuestos más el impuesto especial y que representa aproximadamente el 18% del precio total; y el Impuesto Especial de los Hidrocarburos (alrededor del 32% sobre el PVP).