¡GRACIAS, STEFANO!

Eso debieran decir los responsables de Liberty y los accionistas de la F1. La dimensión que el CEO de la Formula 1 Stefano Domenicali ha dado a este deporte es algo que nadie hubiera imaginado cuando aún estaba en Lamborghini. Hace unos días un importante ingeniero español que ha estado y quiere volver a la F1, me hablaba de él y de su etapa en Ferrari. Solo le oían alabanzas. Stefano es un hombre afable, de esos que trata de contentar a todos y muchas veces lo consigue. Era el hombre ideal para relanzar la F1, que en manos de Chase Carey estaba sumida en una gran crisis de identidad. En Lamborghini hizo que la marca creciera, y sobre todo se empeñó en el SUV para el mercado americano. Llegó a mercado americano para colocar allí el Urus como el SUV de referencia y lo consiguió, regalando alguno a las esposas de sus mejores “dealers” que aún se esforzaban más en mejorar su penetración en el mercado americano. D - garán en Estados Unidos, siendo el Urus el el mundo. Para arrancar a Stefano de Lamborghini y de Italia hizo falta mucho poder de convicción por parte de Liberty, pero su pasión por la F1 y el hecho de tener las manos libres para dirigir el rumbo, fueron determinantes. El italiano logró lo que nunca hubiese logrado Bernie Ecclestone: modernizar la F1 y el concepto de negocio, volcarse en las reN años antes que Stefano, pero que el italiano se ha encargado de darle más protagonismo. El concepto del negocio y del espectáculo no es cosa privativa de los americanos, y el italiano ha sabido darle ese giro importante a la categoría para hacerla viral en todos los aspectos, ganando adeptos en todo el mundo por millones, atrayendo inversores modernos, como son las crypto monedas, que han derramado cientos de millones en los 8 equipos que patrocinan, además de ser patroci - ras sprint del sábado. El hecho de que Miami tenga como patrocinador principal para los C sus logros, lo mismo que llegar a países que nunca antes hubieran pensado en tener la F1.