LITIO, EL PETRÓLEO BLANCO DEL MAÑANA

Si el futuro del automóvil es eléctrico, un metal como el litio será la materia prima clave para asegurar ese mañana. No es extraño, por tanto, que algunos ya lo hayan bautizado como el “oro banco”.

Según los cálculos de la consultora McKinsey, la demanda de carbonato de litio aumentará del medio millón de toneladas métricas del pasado año hasta los entre tres y cuatro millones en 2030. En un informe, esta empresa norteamericana cree que la industria del litio sí será capaz de proporcionar suficiente pro ucto para a astecer a la oreciente industria de baterías de iones de litio. Y tanto que está prosperando. Miremos las cifras. En 2015 menos del 30 por ciento de la demanda de litio se destinó a baterías, ya que la mayor parte se destinó a cerámicas y vidrios (35 por ciento) con algo más de ese porcentaje dedicado a otros usos industriales. Sin embargo, en 2030 se calcula que las baterías representarán el 95 por ciento de la demanda del “oro blanco”.

Los más optimistas dentro de la industria minera apuestan por que la mayor demanda impulsará la tecnología para poder extraer litio de otras fuentes, lograr reducir la huella ambiental en su extracción y, también, rebajar los costes. Y en este último punto es quizá donde la industria del automóvil pone mayores esperanzas: será uno de los factores para lograr unos costes más competitivos frente a los coches con motores térmicos y hacer estos más accesibles a la mayor cantidad de clientes.

Para entonces los fabricantes de coches tendrán que competir con las crecientes industrias de sistemas de almacenamiento de energía o de bicicletas y motos eléctricas.