GRACIAS MAESTROS
Acabo de cumplir un ciclo completo en mi nueva etapa como director de Autopista y como Jurado del Coche del Año en Europa. Un COTY o un JURY como se les conoce popularmente a cada uno los 58 miembros del jurado que hay actualmente por su acrónimo de Car of the Year o su traducción del inglés de jurado. Esta es una distinción y reconocimiento que todos los que nos hemos dedicado a probar coches hemos soñado alguna vez. Yo desde que entré a trabajar en Autopista allá por principios de los ´90 estuve cerca de esas tomas de decisiones y su “modus operandi”, ya que estuve siempre próximo a los Eduardo Azpilicueta o Arturo de Andrés, dos referentes indiscutibles en el periodismo del motor y, por supuesto, miembros muy relevantes del COTY durante décadas. Puedo decir que el periodismo del motor no sería lo mismo sin esas dos figuras que han sido maestros para todos nosotros. Le dieron una relevancia y una seriedad como se merecía un sector tan importante como el del automóvil. Figuras de ese calibre crearon en los ´60 este reputado premio del Car of the Year para potenciar esta industria europea que sin duda, en aquel momento, era la más importante del mundo. Ahora se ha globalizado todo mucho más, pero sin duda Europa sigue teniendo un peso importante y decisivo, como demuestra que la gran mayoría de productos que se desarrollan están pensando para este mercado y sus potenciales clientes. Por ello, cuando cada uno de los 58 jurados tienen que dar un veredicto ante todos los nuevos coches que han aparecido a lo largo del año, se siente una gran responsabilidad ante el valor de una decisión tan relevante en el sector. Sabes que es un coche que responde a las necesidades y gustos de todo el mercado europeo y que tiene que ser el mejor.
Hasta que no me he visto en la tesitura de tener que votar, no me he dado cuenta de lo difícil que es valorarlos en su justa medida a cada uno de los 7 finalistas. Hay muchos factores que hay que tener en cuenta, como el valor/precio, su más o menos amplia gama, sus innovaciones tecnológicas, su volumen de fabricación, etc. El caso es que te das cuenta de lo difícil que resulta votar de forma justa y lo importante que es para ello tener una amplia experiencia a la hora de probar coches. Yo llevo 33 años en ello, y a veces todavía creo que me falta experiencia. Sobre todo con las nuevas tecnologías que han ido llegando. Hay que reconocer que no es lo mismo probar un coche de combustión que uno eléctrico. Hay diferentes parámetros para medir su potencial. Pero siempre recurro a la base, a esos principios que nos enseñaron nuestros maestros cuando empezamos a trabajar en esto y que ha sido el fundamento de que se haya creado una profesión como la de probador de coches. Muchos se creen que se trata de coger un coche, arrancar y pegar cuatro acelerones. Cuando la realidad es que hay un trasfondo de conocimientos y de bagaje profesional que solo se aprende con los años y con buenos maestros, como los que yo tuve. En este número de Autopista aparece el ganador del Car of the Year con mis primeras votaciones. Ha sido un orgullo pertenecer a este grupo de profesionales y poder dar mis humildes votos para formar parte de la historia no solo del premio, sino también de la industria automovilística más importante del mundo.
Hasta que no me he visto en la tesitura de tener que votar, no me he dado cuenta de lo difícil que es valorarlos en su justa medida a cada uno de los siete finalistas.