40 años nos contemplan
La industria española de automoción entró en la era moderna con la implantación de Ford a mediados de los años 70. El constructor estadounidense trajo las pautas en materia de calidad, procedimientos y aprovisionamiento con las que un tejido de automoción, que se había desarrollado con mucho mérito, pudo entrar en una nueva etapa de su evolución. En octubre de 1976, arrancó la producción del modelo (compartido con otras plantas) con el que Ford pretendía conquistar el Viejo Continente. Cuatro decenios más tarde, la factoría de Almussafes ha pasado a fabricar un modelo generalista de gran volumen a productos para paladares selectos como la gama Vignale, que han incorporado en las últimas semanas a un nuevo miembro, el Kuga. Un vehículo integrado en un mix de seis modelos que la fábrica ha asumido en los últimos años con una flexibilidad difícilmente explicable a veces. A su alrededor, un tejido valenciano que, sin duda alguna, debe mucho a Ford, pero que también está demostrando, sobre todo a través de sus pymes, que su capacidad de emprender nuevos proyectos va mucho más allá. En los últimos años, han cristalizado diferentes ejemplos de desarrollo diferenciado en empresas de esta Comunidad. Con toda seguridad, a medio plazo, la Comunidad Valenciana continuará generando buenas noticias para la industria.