CONTRACCIÓN PREVIA A UNA GRAVE CAÍDA
Después de un bienio al alza que concluyó en 2017, las matriculaciones mundiales de turismos iniciaron una tendencia que no va a hacer sino acentuarse por el impacto de la Covid-19. En 2019 quedó patente que el conjunto de los mercados mundiales entró en una dinámica que desembocó en un descenso del 6,7 para una cifra total de 64,3 millones de turismos. Diversas estimaciones pronostican una caída entre el 15 y el 20% para el actual ejercicio. Haciendo un repaso de lo sucedido en el anterior ejercicio, se puede comprobar que la intensidad del mercado asiático, no hace demasiado tiempo por encima de los 40 millones de turismos comercializados, se diluyó por la pérdida de fuerza constatada en China (caída por encima del 10% y en otros mercados asiáticos, mientras el descenso en Japón fue más comedido. Como contrapunto, Europa volvió a la senda del crecimiento, aproximándose en su conjunto a los 18 millones de unidades, mientras el conjunto de países que conforman el área NAFTA se vio abocado a un considerable descenso por debajo de los seis millones de unidades. Estados Unidos, Canadá y México registraron sendas caídas de dobles dígitos. Las noticias no fueron mucho mejores en el conjunto de América del Sur, donde la meritoria subida de Brasil quedó eclipsada por el fuerte batacazo experimentado por Argentina. Antes de la actual coyuntura, las ventas de turismos ya estaban experimentado contracciones en los mercados más relevantes a excepción de Europa. Ahora afrontan una más que segura caída que podría convertirse en crecimiento en 2021. Para ese ejercicio, consultoras como Standard & Poor estiman que las ventas de este tipo de vehículos podrían aumentar en el mundo hasta un 10% e incluso hasta un 19% en Estados Unidos. Vaticinio optimista en lo referente a este último país que, por otro lado, está siendo uno de los más damnificados por la pandemia. Para la analista Vittoria Ferraris, de la citada consultora, “la industria automovilística mundial producirá por debajo de su capacidad óptima, por lo que es poco probable que los fabricantes registren una rentabilidad y un flujo de efectivo similar a los de los últimos cinco o seis años”.