Sandvik Coromant define su sólida apuesta para superar los microdefectos
En Sandvik Coromant subrayan que “Mide dos veces, corta una” es una expresión habitual en el mundo de la fabricación que es más fácil decir que hacer al mecanizar materiales difíciles. Según James Thorpe, jefe global de Productos de Sandvik Coromant, “ese es el motivo por el que cuando el líder mundial en fabricación aeroespacial quiso eliminar toda la segunda fase de su proceso de taladrado y mejorar la calidad de sus agujeros en sus componentes aeroespaciales recurrió al líder mundial en corte del metal”. Thorpe explica que “el mecanizado de agujeros es el más común de todos los procesos de mecanizado pero también es al que menos atención se presta. Muchos talleres ven poco motivo en cambiar o actualizar su reglaje de mecanizado de agujeros existente y han estado usando las mismas herramientas y parámetros de corte durante años. Pero, con los impredecibles efectos de la COVID-19, esto está a punto de cambiar. El reciente documento ‘COVID-19: Briefing note de McKinsey & Company’ denomina la actual situación de la industria como la ‘siguiente normalidad’, donde los fabricantes deben estar preparados para cambios impredecibles y duraderos en los mercados de clientes. El informe aconseja que “los fabricantes muestren resiliencia si quieren navegar una vía social y económicamente viable”. “La mayoría de fabricantes, por ejemplo, están explorando nuevas bases de vendedores y productos. Los talleres que antes se especializaban en áreas específicas ahora están adaptando sus tornos y fresadoras para acomodar una mayor variedad de materiales tenaces y exigentes. A la vez, los fabricantes deben examinar nuevas formas de incrementar sus beneficios y reducir los tiempos de ciclo, sin sacrificar la calidad del producto. En otras palabras, ha llegado la hora de que los fabricantes se replanteen sus procesos de mecanizado de agujeros”.
LA MATERIA BLANCA
La integridad superficial del agujero es una auténtica preocupación para los fabricantes aeroespaciales o las empresas de ingeniería general que quieren diversificarse y entrar en la industria aeroespacial. Mejorar la calidad del agujero es de vital importancia para evitar el fallo de la pieza y viene, en gran medida, definido por el proceso de fabricación utilizado para mecanizar o acabar los agujeros. “Las soluciones de herramientas y las geometrías del filo de las brocas evolucionan continuamente para satisfacer los más altos estándares de fabricación y calidad de la pieza. El uso de refrigerante también mejora para reducir la acumulación de calor en la herramienta. Y las pruebas llevadas a cabo han demostrado que cada uno de estos factores puede ayudar a controlar el conocido efecto de ‘capa blanca’ en los materiales de trabajo”, asegura Thorpe.
El directivo explica que “el término capa blanca fue acuñado por un líder mundial de la industria de la manufactura aeroespacial que además es cliente de Sandvik Coromant. Este hace referencia a una estructura delgada de grano ultra fino que se observa tras taladrar el componente y que es provocado por el calor de la broca. La capa blanca no solo puede cambiar las propiedades de la superficie del material sino que es considerada inaceptable en los procesos de gestión de calidad del cliente. El fabricante aplica estrictos procesos de acabado del agujero a los agujeros taladrado en los componentes aeroespaciales, entre los que se incluyen discos de turbina, compresores, tambores y ejes. Ese es el motivo por el que decidió colaborar con Sandvik Coromant para investigar por qué se formaba la capa blanca y cómo podía controlarse. Es importante recordar que estas pruebas no solo se realizaron para gestionar la calidad del componente. Entre sus altos cargos, el objetivo era reducir su tiempo operativo total e incrementar los beneficios, eliminando todo un proceso secundario de mecanizado”.
El fabricante aplica estrictos procesos de acabado del agujero a los agujeros taladrado en los componentes aeroespaciales