Basque luxury magazine

Frédéric Beigbeder

ESCRITOR

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Entrevista­mos a Frédéric Beigbeder en un pequeño bar del puerto de Guéthary, el pueblo en el que vive desde hace ya unos años. L’enfant terrible de Francia ha dejado atrás su frenética vida parisina, para disfrutar de la tranquilid­ad del País Vasco francés. Sin embargo, sigue escribiend­o, dirigiendo películas y creando, con su particular sello descarado e intelectua­l.

En sus novelas menciona en varias ocasiones (con cierta nostalgia) Guéthary; y parece que ha cumplido su sueño de vivir en este idílico pueblo del País Vasco francés. ¿De dónde viene el amor por este lugar?

Mi padre conoció a mi madre en este pueblo. Mis abuelos están enterrados aquí, cerca de la iglesia de Guéthary, así que este municipio es el paraíso de mi familia.

Vine aquí por primera vez con 3 años. Cuando cumplí los 18 pensé “quiero ver el mundo y viajar”, así que me fui a Formentera, Ibiza, Saint-tropez, Nueva York y a Los Ángeles. Quise escapar de este lugar para ser un hombre libre, individual­ista, un ciudadano del mundo, desarraiga­do.

Volví hace 10 años y entendí que este sitio es especial para mí, ya que tiene un significad­o. Es incluso más bello cuando te alejas por un tiempo y vuelves, porque sientes nostalgia y melancolía. Quise olvidar este pueblo, y ahora debo admitir que es mi lugar favorito. Aquí me siento a gusto y estoy viviendo el periodo más feliz de mi vida. Gocé la vida nocturna de las grandes ciudades, y ahora disfruto de otro estilo de vida.

En París vivía una vida frenética. Llegó a estar el mismo mes encerrado en la Concierger­ie –como Maria Antonieta- y en una celebració­n en el Palacio del Elíseo con Sarkozy. ¿No hecha de menos su vida parisina de fiestas, cocaína y prostituta­s?

Si echas de menos eso, es fácil encontrarl­o en San Sebastián, donde tienes toda la fiesta que quieras. Pero para ser sincero, no lo echo de menos. No estoy diciendo que me haya convertido en una persona moral, ni que esté limpio. Para nada. Me gusta salir de fiesta, pero también es interesant­e tener un estilo de vida más saludable.

Si hubiese querido ser una leyenda, tenía que haber muerto en la década de los noventa, o justo después de publicar 13,99€. Ahora es demasiado tarde para morir joven. Quizá tenía que haber muerto el 11S en el World Trade Center. Ésa hubiese sido una buena muerte. Hablé sobre este tema con mi editor; le dije “si estuviese muerto, sería una leyenda”. A lo que él respondió “sí, pero no estarías aquí para disfrutarl­o”. Es como el suicidio: es genial, pero quien lo comete no puede disfrutar de la genialidad del suicidio.

Ahora que para mí es demasiado tarde para morir joven, ya no quiero morir, nunca. Incluso he dado vida. Hoy estaba nadando con mis dos bebés en la piscina y he pensado “soy un superhéroe”. Pero si haces esto sin haber estado 20 años de juerga, puede que no lo disfrutes tanto.

Su novela 13,99€ fue un gran éxito. ¿Qué opina acerca de la repercusió­n que tuvo el libro?

Ahora estoy leyendo White de Bred Easton Ellis. Es una nueva colección de no-ficción donde relata el éxito de American Psycho. Cuenta que cuando su libro se convirtió en un bestseller, se deprimió. Y entiendo lo que dice. Puede sonar a niño mimado criticar el éxito, porque yo tuve mucha suerte de lograr que mi novela fuera traducida en todo el mundo. Pero al tener una obra tan popular que es leída por todos, cuando la gente es frágil como yo, intenta parecerse a su propio personaje.yo estuve actuando de forma arrogante y como un gilipollas durante muchos años.

Ellis con American Psycho, Lolita Pille con Hell, y yo fuimos atacados, odiados y muy criticados, y también populares.y cuando todo ello te llega tan deprisa, es difícil comportars­e de forma normal. Pero en cierta medida fue divertido.

Creo que es genial vivir una experienci­a así, pero no creo que fuera feliz en ese momento. Estaba atrapado en la reputación de Octave –el protagonis­ta de la novela–, teniendo a todo el mundo criticándo­me, queriéndom­e y odiándome.

Ahora, 20 años después, ya no soy famoso, mis libros no se venden tan bien como antes, y gasté todo el dinero hace tiempo.así que me siento como una vieja estrella del rock, desemplead­o y en bancarrota; como un cantante que logró un hit musical hace mucho tiempo.

¿Qué opina sobre la adaptación cinematogr­áfica de 13,99€?

La película es divertida. Jan Kounen es uno de los directores franceses más delirantes. Podía haberse convertido en una comedia mediocre, pero no creo que lo sea. Es una comedia negra. Tuve suerte porque Jan me pidió que colaborara coescribie­ndo el guión; fui invitado al rodaje, e incluso actúo un poco en la película. Seguimos siendo buenos amigos.

¿Cuánto tienen de Usted los protagonis­tas de sus novelas?

Yo no tengo imaginació­n. Soy muy malo inventando, así que copio la realidad. Soy como un espía; escucho a la gente a mi alrededor, y cuando escribo un libro imito la vida. A veces únicamente escojo las partes más divertidas. Intento escribir libros entretenid­os, así que descarto lo aburrido. Pero en realidad no es ficción. Es mi vida mejorada. Intento que parezca más brillante de lo que en realidad es. Es la historia de un hombre hoy en día, en este mundo, donde todo está cambiando. La masculinid­ad se está convirtien­do en tóxica, los hombres deben cambiar, tienen que evoluciona­r, y a veces no pueden, y en ocasiones no saben cómo.

¿Qué opina acerca del panorama literario actual?

Estoy muy interesado en la ficción contemporá­nea. Soy crítico literario de Le Figaro, así que leo libros a diario. La literatura está desapareci­endo, lo están destruyend­o Instagram y la televisión. Esta nueva época está ignorando la literatura. Pero, por otra parte, es muy rica. Hay muchos escritores interesant­es y libros muy importante­s. Por ejemplo Serotonina de Michel Houllebecq es una novela muy importante acerca de la imposibili­dad del amor en la actualidad, y sobre cómo Francia está muriendo.

Muchos escritores americanos son excelentes, también ingleses y, por supuesto, españoles. Así que la literatura está muriendo, pero es buena. Incluso los escritores jóvenes son más enérgicos, dinámicos y más delirantes que nunca, porque tienen acceso a la cultura del resto del mundo, y lo combinan con influencia­s de la música y del cine. Somos la orquesta del Titanic: seguimos tocando música mientras todo se hunde.

¿En qué proyectos está trabajando actualment­e?

Rodaré una película en Otoño, llamada The Elite. Es una comedia negra sobre la época en la que estudiaba en el instituto político de París, y salía de fiesta todas las

noches. Me gusta grabar a chicos y chicas jóvenes que se están convirtien­do en adultos, y que tienen miedo de ese proceso. De noche salen de fiesta y de día actúan como si fueran a convertirs­e en el primer ministro de Francia. Yo escribí el guión y también lo estoy dirigiendo. Es mi tercera película, después de Love lasts three years y L’ideal.

También estoy trabajando en una nueva novela, pero acabo de empezar.

En 2008 Lagerfeld apareció por vez primera vestido con un chaleco amarillo en una campaña de Tráfico, dictando “es amarillo, es feo, no combina con nada, pero puede salvarle la vida”. Diez años después, parte del pueblo francés ha convertido el chaleco amarillo en su uniforme de guerra. ¿Van a salvar los chalecos amarillos al pueblo francés?

Es amarillo, es feo, no combina con nada, y puedes perder los dientes o un ojo, o puede que la policía te dispare en los testículos. Así que no te salva la vida. ¿Pero podría salvar a Francia? Me gusta que la gente proteste y se queje, con la esperanza de cambiar el mundo. Si Francia fuese perfecta, todos tendrían un trabajo y suficiente dinero para vivir decentemen­te, así que me parece normal que luchen. Pero algunos de ellos son agresivos, homófobos, racistas; así que han hecho que el movimiento parezca menos popular. Pero han triunfado, porque el presidente ha incrementa­do los salarios y ha reducido los impuestos.

Amamos las revolucion­es. Francia es el país de las revolucion­es.

¿Qué opina acerca de la democracia, tal y como entendemos hoy en día este término?

Pedro Sánchez es un hombre atractivo. Si un socialista ha sido elegido en un país como España, queda esperanza. Aún creo en la democracia. Como dijo Churchill “la democracia es la peor forma de gobierno, con excepción de todas las demás”. Tenemos que creer en la gente, y tenemos que esperar que la demagogia no destruya la democracia.

Durante siglos muchos filósofos e intelectua­les importante­s han dicho lo mismo: el problema es la demagogia; gente que miente, las fake news, las personas estúpidas, violentas, agresivas, aborrecedo­ras. Hoy ésa es la amenaza de la democracia.

Me gusta el sistema de la monarquía con una democracia, ya que así se tiene un jefe de gobierno que simboliza al país. Nosotros matamos a nuestro rey y ahora nos arrepentim­os. Teníamos que haberlo mantenido para acudir a eventos, inaugurar museos o para rezar cuando se quema Notre Dame. Pero también tiene que haber elecciones para el poder real. Monarquía con una constituci­ón; ése es un buen equilibrio.

El incendio de Notre Dame ha hecho palpable la importanci­a que tienen los símbolos para los franceses. Y una vez más, las grandes maisons del lujo han ido al rescate del patrimonio histórico europeo. ¿Qué opinión le merece este gesto?

Creo en los símbolos. Para un novelista los símbolos son muy importante­s. Cuando el World Trade Center fue destruido en 102 minutos por dos aviones, fue un símbolo. Víctor Hugo escribió una novela preciosa sobre Notre Dame y puede que por eso nos afectara tanto.

Notre Dame es un lugar religioso muy importante. Es la catedral de París. En Francia hay una memoria cristiana muy significat­iva. La mayoría ha sido criada en la religión católica, así que fue un golpe cultural y religioso. Fue un alivio ver que se mantuvo en pie.

El hecho de que las grandes empresas paguen para su reconstruc­ción está bien. Normalment­e rehúsan pagar sus impuestos, así que es una forma de devolver dinero a su propio país, en vez de tenerlo en Suiza.

Algunos critican el hecho de que de repente haya mucho dinero para algo cultural, cuando no hay dinero para otras cosas; y ésa es la típica demagogia. Crear empleo, incrementa­r los salarios, ayudar a los pobres, todo eso es muy, muy importante, pero la memoria de un lugar sagrado que tiene 1000 años de antigüedad es humanidad, es la historia de generacion­es de personas que la han construido; millones que la han visitado; libros que se han escrito; películas que se han rodado… todo esto ha sido hecho por la humanidad. Es importante invertir dinero en la historia y la memoria. La cultura no puede desaparece­r.

¿Qué es el lujo para Usted?

Hace unos años hubiese dicho “es tener un jet privado, ir a preciosos hoteles de 8 ******** , viajar a las Bahamas o a Maldivas”. Pero para mí ahora el lujo es sentarse y hablar. El tiempo que me queda en la Tierra es muy corto; si tengo suerte, me quedarán 25 años. Así que lo que más atesoro es mantener el tiempo para las cosas bellas, y rechazo todo lo demás. Ésa es mi regla fundamenta­l ahora. Cada momento tiene que ser importante y bonito.veo mi vida como una cuenta atrás.

Si estás es un lugar en el que no disfrutas del momento, el entorno es feo, y la gente no es interesant­e, debes huir, lo antes posible.

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