San Telmo Museoa
El Museo San Telmo de San Sebastián, inaugurado en 1902, es el más antiguo del Paísvasco, y es el mayor centro dedicado a la interpretación de la sociedad vasca; el lugar donde conocer la historia, la cultura y los modos de vida del pueblo vasco a través de un valioso patrimonio que se combina con recursos audiovisuales e interactivos. El objeto de reflexión de San Telmo es el pasado cultural e histórico como germen de la sociedad actual, desde una visión multidisciplinar, abierta al diálogo y al debate contemporáneo.
El museo se halla en plena Parte Vieja de la ciudad, en uno de los pocos edificios que sobrevivió al incendio de 1813. Su sede es un convento dominico del siglo XVI rehabilitado en 2011 por los arquitectos Nieto y Sobejano, y ampliado con una atrevida arquitectura contemporánea. Gracias a esta renovación, la institución renació combinando armoniosamente la parte antigua -donde destacan la iglesia y el claustro- con la nueva construcción; un reflejo de lo que pretende ser el museo: un instrumento para entender el presente y construir el futuro desde el conocimiento del pasado.
Exposición permanente
El eje de la exposición permanente del museo es la evolución del individuo en sociedad, presentando los hitos, comportamientos y formas de pensar y de vivir que a lo largo del tiempo han modelado a la sociedad vasca, ofreciendo claves para su interpretación contemporánea y adentrándose en ella desde sus orígenes hasta hoy. ‘Historia del sitio’, ‘Los desafíos de nuestra sociedad’, ‘Huellas en la memoria’,‘despertar de la modernidad’ y la ‘Colección histórica de arte’ son las distintas secciones que componen la muestra.
Para conocer la ‘Historia del sitio’ asistimos en la iglesia a la evolución histórica del edificio que alberga el museo, donde se habla de las diferentes etapas por las que ha pasado, de los protagonistas que influyeron en su desarrollo y de los hitos que marcaron su historia. Todo ello ilustrado mediante un impactante audiovisual titulado ‘De convento a museo’.
La iglesia es también el espacio en el que el visitante se encuentra con ‘Los desafíos de nuestra sociedad’. La presentación de estos temas pretende recalcar la capacidad que tiene el individuo de intervenir en el mundo que le rodea y participar así en la construcción de su futuro. Mediante una mesa interactiva se fomenta el debate y se reflexiona sobre asuntos contemporáneos, como la paz y los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la cada vez mayor interculturalidad, el papel de Europa en el mundo y la igualdad de género.
Encuentro con otras culturas, adaptación al medio, fronteras... retos que suenan tan actuales, fueron también el día a día de quienes nos precedieron. En el espacio ‘Huellas en la memoria’ se ofrece una reflexión sobre
momentos e hitos que han sido clave en la formación y desarrollo del País Vasco, desde la prehistoria hasta el siglo XVIII, y que han dejado una huella en su evolución. Tradiciones, personajes, mitos, episodios, acontecimientos... en definitiva, algunas de las piezas más importantes que componen este gran puzzle que es el universo de la sociedad vasca.
El área ‘Despertar de la modernidad’ presenta las grandes transformaciones ocurridas durante los siglos XIX y XX, época en la que se concentran las principales claves para entender cómo se conforma la sociedad de hoy. Durante ese periodo se asistió a la transición de un modelo de vida rural a uno industrializado. En esta sección se analizan el tipo de organización social, familiar y laboral, las actividades económicas, la vida cotidiana, las ideologías y las reivindicaciones, sin olvidar la evolución del arte vasco en este mismo periodo.
La colección histórica de arte realiza un recorrido cronológico entre los siglos XV y XIX. De esta manera, no sólo nos adentramos en la historia del arte de la mano de figuras destacadas como Tintoretto, Ribera, Rubens, Beruete, Fortuny, Madrazo o Miró, sino que además nos permite conocer la evolución de los estilos artísticos a lo largo del tiempo.
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Los lienzos de Sert son uno de los más preciados tesoros del museo, y por ello merecen una mención especial: en 1929, al restaurarse la iglesia -y pensar cómo adecuarla al nuevo destino que iba a tener el convento como museo- se acordó, siguiendo el consejo del pintor Ignacio Zuloaga, que las paredes quedaran recubiertas de pinturas en las que se plasmasen las efemérides del pueblo vasco. Esta labor se encomendó al pintor Josep María Sert (Barcelona, 1874 – 1945), que la realizó en 17 paños -11 lienzos- sobre una extensión de 784 m2. Las once escenas, hechas a base de veladuras, es decir, barniz con color sobre un fondo metálico, representan temas de la vida y de la historia guipuzcoanas:‘pueblo de leyendas’, escena que hace referencia al Akelarre, rito de origen remoto, signo de las viejas creencias de los vascos; ‘Pueblo de sabios’, los caballeritos de Azkoitia, constituidos ya en la Sociedad Bascongada de Amigos del País, reciben la visita de un sabio químico extranjero; ‘Pueblo de libertad’, lienzo dedicado al árbol de Gernika, símbolo de las libertades de Vasconia, con un gran libro abierto que simboliza el Fuero de Bizkaia; ‘Pueblo de armadores’, Sert representa la actividad constructora de los astilleros de Pasaia mediante una larga hilera de navíos (la Armada Invencible);‘pueblo de Fueros’,alfonsoviii, rey de Castilla, jura los fueros de Gipuzkoa;‘el altar de la raza’, en medio de un mar embravecido, un bloque pétreo se yergue a modo de atalaya, donde, agarrado a un árbol, está San Telmo, patrón de los hombres de mar, quien, bastón en mano, salva una barca a punto de naufragar; ‘Pueblo de pescadores’, en un puerto guipuzcoano, un gran número de pescadores intenta, trabajosamente, subir una ballena por una rampa;‘pueblo de navegantes’, este lienzo representa la epopeya de Juan Sebastián
Elkano, marino que navegó por vez primera alrededor del mundo; ‘Pueblo de comerciantes’, lienzo dedicado a la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, entidad que dio a la provincia un auge económico inusitado a lo largo del siglo XVIII; ‘Pueblo de santos’, Ignacio de Loiola escribe las Constituciones de la Compañía de Jesús al dictado de Cristo que, con una mano desclavada, le aconseja desde la cruz; y ‘Pueblo de ferrones’, donde un grupo de ferrones forja un ancla monumental que evoca los tiempos en que la ferrería Gilisasti enviaba anclas para la armada inglesa.
Puede que los lienzos de Sert sean la joya de la corona de San Telmo, pero no son su único tesoro. El amplísimo inventario de piezas coleccionadas, el buen planteamiento de su exposición permanente, y, sobre todo, las numerosas actividades y exhibiciones temporales organizadas a lo largo del año, hacen de éste uno de los museos imprescindibles del País Vasco; una guía inequívoca para entender nuestra sociedad y conocernos a nosotros mismos.