Navajas al fuego
1 Las navajas, esos moluscos que recuerdan a las clásicas navajas de afeitar, llegan a medir 13 cm de longitud y tienen unas conchas delgadas y frágiles. Las especies originales viven en las aguas costeras del Atlántico Norte (muy abundantes en las aguas noruegas), a lo largo de las costas del Mar del Norte y del Mar Báltico, y en el Mediterráneo hasta Marruecos. Son suaves, saben ligeramente a nueces con un efecto dulzón y tienen una carne algo más firme que los mejillones. Las navajas ya se abren durante la cosecha y también se comercializan “abiertas”. Al contrario que otros moluscos, aquí la concha abierta no significa que la navaja no sea fresca.
compra La principal oferta procede de factorías o pesca salvaje en las costas de España y Francia. El kilo cuesta unos 15 euros, y también se pueden encargar por Internet.
2 Las grandes hojas ligeramente estriadas del plátano no son aptas para el consumo, pero excelentes para asar o cocer en ellas ingredientes suaves (¡en lugar de papel de aluminio!). Para ello, hay que frotarlas con un paño húmedo y luego asarlas un poco, por ejemplo en la parrilla, dándoles vuelta para que se ablanden y se les pueda dar forma o hacer paquetitos con ellas. Alternativamente, se pueden cocer en agua. Las hojas grandes se deben cortar con una tijera de cocina en trozos adecuadamente grandes, quitándoles el peciolo duro. Al fuego desprenden un aroma ahumado fino que se pasa a lo que estemos asando.
compra Frescas o congeladas en la tienda de productos asiáticos, en diferentes tamaños y cortes. Las hojas frescas se meten en la nevera envueltas en lámina o en un trapo de cocina humedecido, o se congelan.