Calabaza del agujero
1 Primero hay que comprobar el sitio y excavar un agujero para asar en tierra firme arcillosa. Los suelos secos arenosos resultan poco adecuados, porque a veces las paredes del agujero no se pueden excavar con suficiente estabilidad. Hay que preparar un agujero de unos 80 cm de profundidad y al menos 80 cm de diámetro. Colocar una capa de piedras de granito del tamaño aproximado de repollos. Poner encima carbón para parrilla, briquetas o leña gruesa, y quemarlo hasta conseguir una capa de brasas de unos 20 cm. 2 Mientras tanto, recortar una tapa en la calabaza alrededor del pedúnculo de unos 20 cm de diámetro. Vaciar la calabaza, preparar el relleno y rellenar con él la calabaza. Prensar bien la mezcla picada, pues el relleno se contrae al asarse de modo que la pulpa asada blanda de la calabaza podría salir al agujero en la tierra. Presionar bien la tapa de la calabaza. 3 Si acaso envolver la calabaza con papel de hornear, si la hojarasca empleada es arenosa. Con una pala sacar la mitad de la brasa del agujero y colocarla al lado. Cubrir la mitad de la brasa en el agujero con una capa de unos 25 cm de grueso de hierba fresca segada, heno bien lavado u hojarasca (p. ej. hojas de encina). Colocar la calabaza sobre una bandeja en el agujero. Distribuir por encima otra capa de unos 30 cm de grueso de hierba fresca segada, heno bien lavado u hojarasca. 4 Terminar colocando encima una capa de tierra (de unos 10 cm). Amontonar encima las brasas que sacamos antes, poner encima un leño de unos 6 cm de grueso y dejar que se queme. Asar la calabaza en el agujero durante unas 5 horas. 5 ¡Cuidado! La calabaza no se tiene que poner negra. Eso significaría que no hemos puesto cuidado... ¡aunque sabe igual de bien!