PERFECCIÓN PARA LOS SENTIDOS
Pocas cosas dan tanta felicidad como disfrutar de una comida perfecta. Una alineación de astros que depende de tantos factores que de ocurrir, alcanza cotas de milagro. Desde la selección de la materia prima –nunca dejo de sorprenderme de la abismal diferencia que existe entre lo bueno y lo malo, especialmente en cocina–, a la elaboración, la presentación, la bebida con la que se combine (no sabría explicar exactamente por qué, pero me resisto como gato panza arriba a emplear el término maridaje), el entorno –parece mentira como la altitud, la humedad o la estación del año influyen tanto en el resultado–, el servicio, la compañía o el estado de ánimo con el que te sientes a la mesa pueden elevar o arruinar una receta. En muy pocas otras actividades de la vida confluyen todos los sentidos. Pocas cosas hay tan potentes como el olfato y el gusto trabajando juntos. Sumados el resto, la combinación es explosiva. Cada vez más estudios avalan que la felicidad nace en el estómago, donde se fabrica hasta el 90 por ciento de la serotonina, la hormona que regula la tristeza, la apatía, las obsesiones… No es de extrañar que comer (rico) se haya convertido en la nueva religión y aquellos capaces de provocar la alquimia que se requiere para convertir una serie aleatoria de alimentos crudos y espacios físicos y temporales en un conjunto perfecto, en sus nuevos popes. La cocina, hoy más que nunca, es el arte de crear experiencias. Nosotros nos embarcamos en esta aventura con el irrefrenable deseo de convertir BEEF! en una sublime. ¿Nos acompañas? Me gustaría saber qué te ha parecido este número de BEEF! Si tienes alguna sugerencia o te interesaría encontrar algún tema en especial, por favor házmelo saber en mi dirección de email mpardo@zinetmedia.es