LA PATRIA DEL QUESO
Suiza atesora las variedades de queso más célebres del mundo. Naturales, sin aditivos ni conservantes y de extraordinario sabor, los quesos suizos son exquisitos.
Los granjeros llevan sus cántaras de leche recién ordeñada a las queserías suizas y enseguida comienza un proceso artesanal que se ha conservado durante siglos. El queso suizo está vinculado a una larga tradición y, como no podía ser de otra manera, a las vacas de este país alpino, que comen exclusivamente hierbas y pastos naturales. La alimentación natural, el buen hacer y la ausencia de aditivos y conservantes son los secretos de estos quesos de extraordnaria calidad. Suiza tiene más de 800 variedades de sabor único que, además, poseen ese plus: son naturales. Se elaboran cada día exclusivamente con leche cruda recién ordeñada. Al no pasteurizar la leche, conservan mejor sus propiedades y sabor, y son más fáciles de digerir. Además, naturalmente no contienen gluten ni lactosa. Todos los quesos suizos son identificados inmediatamente después de su colocación en el molde. La etiqueta identifica el mes y año de producción y la quesería donde ha sido elaborado.
El queso suizo es un producto muy sano. Gracias a su alto contenido en calcio, aminoácidos y péptidos, ayuda a mantener la salud de huesos y dientes, regula la tensión arterial y equilibra el apetito.