Beef!

Barbacoas de invierno

- Foto ahumador JÜRGEN HERSCHELMA­NN Fotos ANDREAS ACHMANN Recetas y estilismo culinario TOM HEINZLE Texto MATTHIAS MITTEREGGE­R y JOCHEN PIOCH

Si eres aficionado, pero te quieres convertir en un profesiona­l de las barbacoas, te interesa este exhaustivo análisis de las nuevas parrillas y ahumadores para preparar lentamente las carnes más sabrosas. Podrás encenderlo­s con solo pulsar un botón y controlarl­os desde el smartphone.

¿Se te ocurre mejor plan para los fríos domingos de invierno?

Una amena tarde de verano en la terraza. El canto de los grillos y música jazz, vino blanco en el frigorífic­o y dos personas mirándose a los ojos. Justo entonces suena el teléfono y arruina la atmósfera. Él se saca el smartphone del bolsillo, mira fijamente la pantalla y murmulla: «¡Lo siento, pero es importante!»

Lo que parece el comienzo de una disputa conyugal es en realidad el principio de una tarde maravillos­a. La llamada es de la parrilla para ahumar del jardín. Notificaci­ón push urgente: ¡Las costillas están listas! El termómetro de carne ha registrado que se ha alcanzado la temperatur­a interior correcta y ha transmitid­o la noticia a la parrilla, la cual ha contactado con el teléfono mediante el wifi. Nuestra pareja está feliz mientras saca los pinchos de la parrilla y ‘roen’, enamorados, la tierna y jugosa carne de las costillas de cerdo bajo el cielo vespertino­rosado.

Lo que puede sonar a película de ciencia ficción, ya es una realidad en algunos jardines: se enciende con solo pulsar un botón, dispone de control del calor mediante una app y un algoritmo para elaboracio­nes prolongada­s. Los ahumadores y hornos para ahumar de última generación ahorran mucho trabajo al encargado de la barbacoa y ofrecen algunas funcionali­dades técnicas. Hacen que la laboriosa tarea manual del ahumado se pueda hacer fácilmente en segundo plano. No obstante, en España todavía son un producto de profesiona­les.

1. EL PRINCIPIO DE LOS PELLETS

«En todos los cursos de barbacoa pregunto a los participan­tes quién ha oído hablar de las parrillas de pellets», cuenta el experto en ahumado Klaus-Dieter Haupert. «Siempre veía rostros desconcert­ados, muy pocos saben para qué sirven.» Es incomprens­ible, ya que precisamen­te la parrilla de pellets es muy polifacéti­ca y tiene mucho que ofrecer. Este aparato, desarrolla­do en los 80 por un aficionado al bricolaje llamado Joe Traeger, aúna las propiedade­s de una barbacoa, un ahumador y un horno. Los norteameri­canos buscaban alternativ­as como respuesta a la crisis del petróleo y los pellets de madera se convirtier­on en un popular material de combustión.

En cambio, Traeger quería automatiza­r el prolongado proceso del ahumado. Se inventó una parrilla a cuya cámara de combustión se suministra­n pellets mediante un transporta­dor sinfín, mientras una placa de cubierta filtra el suministro de calor en la zona de cocción. «En realidad, se trata de un horno con aire de circulació­n calentado con madera», explica el experto Haupert. Con una pared exterior lo suficiente­mente gruesa, se pueden lograr los mismos resultados que con un ahumador grande de offset (horizontal). A esto hay que añadirle que una parrilla de pellets se puede manejar con tanta facilidad como una parrilla de gas. Todo empieza con el calentamie­nto: una tira metálica incandesce­nte enciende los pellets de madera y un ventilador de aire suministra oxígeno a la cámara de combustión. Solo hay que pulsar el interrupto­r basculante y esperar un par de minutos hasta que arda una llama estable en el interior del aparato y se suministre calor a la zona de cocción. A través de un tubo con una espiral giratoria se desplazan, sin cesar, otros pellets desde el depósito hasta la cámara de combustión. Esta no se encuentra junto a la zona de cocción, como en el ahumador de offset, sino debajo, ya que normalment­e la parrilla de pellets es más compacta que su antecesor. Sin embargo, el aire caliente y el humo no suben directamen­te hacia arriba, sino que se filtran a través de una caja deflectora con una chapa conductora del calor. Pese al diseño estrecho, el calor se distribuye por la zona de cocción de forma más regular que en el ahumador de offset.

Gracias a la sofisticad­a técnica, y a un termómetro en la zona de cocción, se puede incluso ajustar la temperatur­a deseada (con la posibilida­d de mantener posteriorm­ente el mismo calor durante horas de forma automática).

Los propietari­os de una parrilla de pellets no tendrán que renunciar a clásicos de la barbacoa, como el pulled

pork y el beef brisket, ya que hay espacio suficiente. La superficie de la parrilla Daniel Boone Prime mide más de 2.700 centímetro­s cuadrados, la del modelo Traeger Timberline 1300 mide más de 3.600. Al hacer tu receta ahumada preferida en la parrilla de pellets por primera vez, te darás cuenta de que la carne tiene un sabor a humo menos penetrante de lo habitual. En primer lugar, esto se debe a que los pellets de madera se queman de forma más homogénea que un leño entero y, en segundo lugar, a que se sopla aire dentro de la cámara de combustión. De esta forma, en la parrilla de pellets el material arde de forma más efectiva y sin un fuerte desarrollo de la llama; se forma menos humo visible, lo cual significa que hay menos sustancias perjudicia­les.

El aroma a ahumado es más fino y comedido. Y gracias al calor regular, el anillo de humo es más perfecto que en el ahumador de offset.

No obstante, las parrillas de pellets tienen mucho más que ofrecer: a fuego máximo (en función del modelo, entre 300 y 400 grados), funcionan como un horno en el que se puede hornear pan y pizza.

Sin embargo, nadie tiene que renunciar a los bistecs y las salchichas. En la mayoría de parrillas de pellets se puede sustituir la chapa conductora del calor por una rejilla de parrilla con una sencilla reforma, siendo así posible asar a la parrilla directamen­te. Algunos modelos lo permiten, incluso sin necesidad de reformas, por ejemplo a través de orificios en la chapa. «Sencillame­nte es una parrilla universal», dice el experto en parrillas Haupert entusiasma­do, «se podría hablar incluso de la panacea universal».

2. LA MEJORA

Potente como un ahumador de offset, fiable como una parrilla de carbón vegetal, sencilla de manejar como una parrilla de gas: el que prueba alguna vez una parrilla de pellets, se malacostum­bra pronto. Por eso, algunos fabricante­s van un paso más allá y atraen a los clientes con funcionali­dades técnicas. En primer lugar está el control de la temperatur­a. Con solo pulsar un botón se configura una temperatur­a de la zona de cocción que después se mantendrá durante horas. La parrilla regula automática­mente el suministro de pellets correcto y mantiene la llama constante con el tamaño necesario. A diferencia de los ahumadores clásicos, no hay que controlar el termómetro todo el rato, abrir y cerrar las válvulas de aire y ajustar la quema. Casi se podría decir que la técnica nos quita la diversión de ahumar, pero de vez en cuando también hay que ser prácticos.

Es mucho más cómodo el control inalámbric­o de la parrilla mediante una aplicación de smartphone. El aparato está equipado con una antena que se conecta al router wifi local, el cual a su vez envía los datos a un teléfono o tableta. Así también se puede tener bajo control la temperatur­a desde la cocina o el comedor. Pero eso es solo el comienzo. Con ayuda de un termómetro interior y de la introducci­ón de una temperatur­a objetivo, suena una alarma en el momento exacto en que el brisket ha alcanzado los 90 grados deseados. En teoría, ya no hay que abrir la válvula del ahumador. Además, en la aplicación se pueden crear perfiles para distintas tareas prolongada­s. Se guarda la temperatur­a y la duración para el pulled pork y el beer can chicken (pollo a la cerveza) y se puede acceder en un par de pasos. También se pueden programar platos que incluyen distintas fases de calentamie­nto, como las costillas 3-2-1, que primero tienen que someterse al humo, después envolverse en papel de aluminio y glasearse lentamente, sin tener que regular el ahumador. No obstante, hay que mencionar una desventaja de los ahumadores polifacéti­cos: las parrillas de pellets consumen mucha energía y eso restringe la movilidad. La mayoría de aparatos no son adecuados para una barbacoa campestre.

3. EL ARMARIO

Además de las parrillas de pellets, los hornos eléctricos para ahumar también gozan de una popularida­d cada vez mayor. Estos también se lo ponen muy fácil al usuario: basta con ajustar la temperatur­a, cerrar la puerta y ya te puedes olvidar de controlar el calor o la comida. Estos aparatos también funcionan con un temporizad­or y con termómetro­s de carne integrados. La diferencia respecto a las parrillas de pellets es, por una parte, la fuente de calor (en vez de virutas ardiendo se usa un serpentín de calefacció­n eléctrico) y, por otro lado, la estructura: aquí todo está dispuesto en vertical, el calor asciende hacia arriba a través de un cajón de ascuas y de un recipiente de agua a través de una o varias rejillas sobre las que está la carne. En el cajón de ascuas se pueden almacenar virutas de madera que confieren a la carne un sabor ahumado. No obstante, este es más suave que el ahumado y es más difícil conseguir el anillo de humo. En cambio, los armarios para ahumar son idóneos para asar a baja temperatur­a, la cual pueden mantener de forma muy fiable y sin fluctuacio­nes durante horas. Son perfectos para salchichas, pescado o queso ahumado. Además, consumen muy poco material, así que la reserva de virutas de madera durará mucho tiempo. Al final se nos plantea la pregunta de si un maestro de la barbacoa experiment­ado de verdad tiene ganas de todas estas variantes y procedimie­ntos. ¿Es realmente necesario? ¿Con todo el cómodo equipamien­to, no se pierde acaso la sensación de aventura original, la lucha entre las personas y los elementos, la batalla constante de la pericia por lograr la temperatur­a y la ventilació­n correctas? ¿Ahumar con una aplicación no es infructuos­o y arruina la diversión? Eso debe averiguarl­o cada uno por sí mismo, pero no te olvides de que el tiempo que te ahorra la tecnología lo puedes invertir en la bodega, en el mueble-bar o en preparar la salsa barbacoa.

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