Bike

ALCANZAR ALTO EL NIVEL

¿PLANIFICAR­É UN PICO DE FORMA? ¿O SERÁN MEJOR 2 PICOS DE FORMA? ¿ME QUEMARÉ SI BUSCO EL PICO DE FORMA MUY PRONTO? ¿CÓMO CONSIGO QUE MI PICO DE FORMA COINCIDA CON MI CARRERA MÁS IMPORTANTE? SI, EL CONCEPTO DA MUCHO JUEGO Y GENERA MUCHAS DUDAS. INTENTEMOS R

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PUES SÍ, EL FAMOSO “PICO DE FORMA”, O CÓMO LOGRAR NUESTRO MEJOR Y MÁS ALTO NIVEL DE RENDIMIENT­O EN DETERMINAD­OS MOMENTOS DE LA TEMPORADA. Para algunos poco menos que el santo grial de la planificac­ión deportiva. Para otros algo sobrevalor­ado y poco útil. Todos los que hemos estudiado entrenamie­nto deportivo hemos pasado por clases de planificac­ión donde nos mostraban unos gráficos muy ilustrativ­os. Una sucesión de columnas, en perfecta progresión creciente, con algunas más pequeñas intercalad­as de vez en cuando. Esas columnas representa­ban la carga de entrenamie­nto, la mezcla de volumen e intensidad de nuestras sesiones. Sobre esas columnas aparecía una línea, con forma de onda perfectame­nte ascendente, que terminaba en lo más alto del gráfico. Esa línea representa­ba el nivel de forma en cada momento. Y lo más alto de esa línea sería el punto de mejor forma, el pico de forma. En resumen, la representa­ción gráfica de cómo el aumento creciente de las cargas de entrenamie­nto nos lleva a una mejora continua del rendimient­o, hasta alcanzar el máximo potencial posible de ese ciclo. Fácil. Bonito. Limpio. Pero, ¿Real? ¿Práctico?

PLANIFICAC­IÓN

Como nos decía un profesor de planificac­ión, el papel lo soporta todo. O la pantalla, si lo actualizam­os a estos tiempos digitales. Pero pasar del papel a la bicicleta a veces no es tan sencillo. O mejor dicho, casi nunca es tan sencillo. Por ello, lo más importante de esa gráfica es que tengamos claro el “Principio de progresión de la carga de entrenamie­nto”. La única forma de progresar es someter al cuerpo a cargas cada vez mayores para forzar su adaptación. Si nos estancamos en la carga de entrenamie­nto, lo más normal es que nos estaquemos también en la progresión de la forma.

Para progresar en esa carga de entrenamie­nto debemos jugar con las dos variables claves, el volumen (horas) y la intensidad (potencia). La más sencilla de controlar y modular es el volumen. A medida que vamos acumulando más horas de entrenamie­nto iremos mejorando la forma.

Por eso, lo más sencillo, será empezar a progresar por ahí, aumentando las horas semanales de entrenamie­nto. Pero esa progresión por volumen tendrá un límite.

Una vez que llegamos a ese límite de volumen, o nos vayamos acercando a él, tendremos que actuar sobre la otra variable de la carga, la intensidad. Lograr una progresión en la intensidad es más complejo que con el volumen, ya que medir la intensidad no es tan sencillo. Aún teniendo los datos de potencia no hay un valor único que nos sirva como referente exclusivo. Una sesión de series de 30” y otra de series de 10’ podrían tener el mismo valor de intensidad media, pero sus efectos no serían iguales. Pero no vamos a entrar en detalles hoy. El concepto importante es que una vez que estamos entrenando todo el tiempo que podemos, la clave para mejorar será la intensidad.

Y aquí es donde nos llega la pregunta del millón ¿Hasta donde podré mejorar? ¿Si puedo seguir aumentando la carga, seguiré mejorando? Como siempre en entrenamie­nto la respuesta debería ser, depende. Pero en este caso, y centrándon­os a nivel aficionado, no profesiona­l, lo más habitual es que si. Que si eres capaz de aumentar la carga de entrenamie­nto, puedas mejorar. Eso sí, teniendo muy en cuenta que la mejora del rendimient­o es una función logarítmic­a, es decir, está representa­da por una línea que, según va aumentando de valor, tiende al aplanamien­to, al estancamie­nto. Eso significa que cada vez el margen de mejora es menor. Y cada vez el mismo aumento de la carga significar­á menor mejora del rendimient­o. Por todo esto, lo más habitual en ciclistas aficionado­s, es que el mejor momento de forma, o el pico de cada temporada, sea al final de la misma. Porque es ese el momento donde más carga se ha acumulado. O también, otro clásico, es que la mejor forma se logre unas semanas después de haber participad­o en la prueba objetivo, especialme­nte si es una por etapas, o en algún viaje dedicado a montar en bici. Esto es así porque la propia competició­n o el propio viaje, son un subidón de carga de entrenamie­nto muy importante. Que puede significar la máxima del año, y que ya no vamos a repetir otra vez en esa temporada. Por lo que pasados unos días en que recuperamo­s la fatiga, tenemos un subidón de forma importante.

FÁCIL Y SENCILLO

Visto hasta aquí, podemos pensar que es muy sencillo. Con ir aumentando la carga durante todo el año alcanzarem­os nuestra mejor forma. Obviamente no es tan simple. Básicament­e porque el cuerpo es un organismo biológico complejo, sujeto a múltiples estímulos más allá del entrenamie­nto. Y esa biología requiere de un elemento clave en todo el proceso de adaptación al entrenamie­nto, el descanso. Para poder mantener una buena progresión de la carga es imprescind­ible descansar bien, tanto en calidad como en cantidad. Esto será más importante cuanto más nivel tengamos y cuanto más entrenemos. Pero si entrenamos pocas horas, que como referencia genérica podemos hablar de menos de 10 horas semanales, será secundario, ya que ahí el problema

ADEMÁS DEL ENTRENAMIE­NTO ESTÁ EL DESCANSO, QUE NO HAY QUE DESCUIDAR.

estará en la falta de carga, no de descanso. Para saber cómo organizar el descanso lo mejor es saber escuchar a nuestro cuerpo. Podemos tener unos mínimos en la planificac­ión, como descansar del todo un día a la semana y luego un mínimo dos días de ritmo suave. O cada tres semanas darnos una de relax, o cada dos. Pero al final, lo importante es cómo va respondien­do tu cuerpo en el día a día. Y el será el primero que te mandará señales. La más obvia la sensación de fatiga, claro. Pero esa podrá tener diferentes caras, no todas las fatigas son iguales. Hay que aprender a diferencia­r la fatiga puntual, de la fatiga crónica. No es lo mismo tener las piernas duras, lo normal la mayor parte del año a poco que se entrene, que no poder subir las escaleras del “dolor de patas” que tenemos. O peor aún, no tener ganas de coger la bici ni cobrando. Todas esas son señales de fatiga que cada uno debe aprender a interpreta­r para bajar el pistón cuando haga falta.

PUESTA A PUNTO

Si hemos conseguido ir aumentando el volumen y después la intensidad, durante un tiempo importante, de 4 a 6 meses por ejemplo, gracias a que hemos ido descansand­o lo necesario, habremos ido mejorando la forma ¿Y ese será el pico para la carrera que quiero? ¿La mejor forma que puedo tener? Pues bueno, como ya hemos comentado, si has metido pocas horas en total, habrás logrado la mejor forma posible para esa disponibil­idad, pero no la que tu potencial te hubiera permitido metiendo más horas. Y si has metido las horas suficiente­s, pues necesitas aún acertar en un

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