PLANIFICACIÓN PREVIA:
La ruta empieza bastante antes de dar la primera pedalada. Hay que planificar la llegada al punto de salida (autobús o tren, por ejemplo) y la vuelta del final a casa (yo alquilé un coche en la estación del AVE de Valencia y lo devolví en Atocha; por suerte muy barato y sin la complicación de embalar la bici de vuelta, llegando un domingo).
La longitud de las etapas depende del tiempo de que dispongas. Deben ser realistas y tener en cuenta que en la mayoría de los casos vas a ir cargado y lo que debería ser un recorrido que haces fácil a 20 Km/h, cargado cuesta hacerlo a 15 Km/h. Se alargan mucho los días si eres demasiado optimista y llegas agotado y más despacio todavía. El equipaje debe ser lo “imprescindible”, ya que cargas con él. Ropa de repuesto, algo de abrigo (acorde a la época del año, al clima de esos días y la altitud a la que subamos), batería auxiliar para el móvil (y su cargador) y GPS, luces y repuestos (tres cámaras, herramientas, trozo de cadena, eslabones de repuesto, cables… como mínimo), son básicos. Dinero en efectivo y tarjeta, junto con nuestra documentación, es también imprescindible. Dependiendo de si tienes previsto (o por si acaso) dormir a la intemperie o albergue, saco, aislante y algo de higiene personal (toalla, toallitas, champú). Tampoco está de más, revisar la presión de la suspensión con carga. Quedará muy blanda, posiblemente y se convertirá en un martirio porque es difícil encontrar bomba hasta llegar a una tienda o alguien que te la deje.
Es este caso, llevar las topoguías, en papel o descargadas es muy conveniente, por la información que aportan. No confiar en la cobertura de internet para consultar nada, puesto que es posible que no haya.