RIDLEY IGNITE
La marca belga planta cara a los grandes del MTB con una rígida de XC cargada de detalles diferenciadores.
SUB 10 KILOS SIN RECURRIR A UN MONTAJE ‘TOP’, EVIDENCIANDO LA LIGEREZA DEL CUADRO
LA CARRETERA, PISTA Y CICLOCROSS ESTÁN TRAS LA HISTORIA DE RIDLEY. SI CONOCES NOMBRES COMO THOMAS DE GENT, TIM WELLENS, CALEB EWAN O VICTOR CAMPENAERTS, SEGURO QUE CONOCES BIEN EL ADN DE ESTA MARCA BELGA. ESFUERZO, COMPETICIÓN, RENDIMIENTO, EL MOTOR QUE MUEVE A RIDLEY A CREAR BICIS TAMBIÉN DE MTB.
ALGÚN MALPENSADO PODRÍA ESPECULAR QUE UNA MARCA TAN LIGADA AL MUNDO DE LAS RUEDAS FINAS TIENE VARIOS MODELOS DE BICI DE MONTAÑA EN SU REPERTORIO TAN SÓLO PARA RELLENAR CATÁLOGO. Y se equivocaría. Todo lo contrario, entre el equipo de ingenieros de Ridley seguro que tiene que militar alguno muy aficionado al MTB y en especial al Cross Country, porque en la construcción y el comportamiento de esta Ignite SLX se nota que han dedicado grandes esfuerzos. Se trata de la evolución de la anterior Ignite CSL, con la que no comparte apenas nada más que el nombre, siendo ésta mucho más convencional en cada una de sus tecnologías y detalles. La SLX sin embargo cuenta con un cuadro muy llamativo y distintivo, en formas y detalles. Y unos 150 g más ligero, lo que deja el peso de su cuadro en el límite del kilo.
SIN SER UNA MÁS
Ridley no se ha propuesto repetir un cuadro rígido ‘más’ de los que ya abundan en las tiendas, quería aportar su distinción. Por eso ha perfilado el triángulo delantero alejándose un poco de los estándares en diseño. Sobredimensionado, limpio, con una “chepa” en el tubo superior que le otorga la sensación de ser más grande de lo que es y con la dirección integrando unas líneas muy ‘aero’ gracias al uso de una tapa superior específica. Las líneas limpias y directas recorren el tubo superior y continúan en los tirantes, sirviéndose también de un anclaje para el sillín integrado y disimulado con otra tapa, de goma en este caso, para crear unas líneas ininterrumpidas y sólidas. Son rasgos que ya hemos visto antes en agunas otras marcas, pero nunca todos juntos en una misma bici. La combinación de tubos de perfil ovalado con otros más rectangulares, como las vainas y punteras o la caja del pedalier, también es muy llamativa.
La experiencia de Ridley en bicis de Gran Fondo de
carretera y CX, donde la absorción del triángulo trasero es crucial, queda reflejada en la Ignite. Lo han logrado recurriendo a hasta tres tipos de carbono distintos, empleando el más elástico y a su vez resistente en las zonas donde se puede lograr más flexión vertical. Según su filosofía “la forma sigue a la función (Form Follows Function)” lo primero que han hecho a la hora de diseñar la bici ha sido dejar claro qué pretendían conseguir y a continuación trabajar en la forma y laminado de los tubos para ello. Por eso las formas del cuadro responden a unas necesidades concretas.
PEDALEA DE SOL A SOL
En la búsqueda de incrementar esta relativa comodidad, han optado por una tija de diámetro de 27,2 mm, donde sí se evidencian sus orígenes “carreteros”. Aquí vamos a hacer la crítica de siempre: una medida que no nos da casi margen para encontrar tijas telescópicas compatibles, en el caso de que quisiéramos montar una en esta bici de puro XC. Lo que sí es palpables es que gracias a ella al pedalear la bici filtra bien las vibraciones del terreno y la sequedad
de los impactos fuertes. El sillín cómodo, las ruedas con un balón considerable y absorbente, la dulzura añadida de las DT Swiss además de la propia filtración del triángulo trasero del cuadro hacen que no sea una bici de tacto seco e inquietante para afrotar rutas largas o rodar por terrenos técnicos. De hecho ha sorprendido lo bien que tracciona y se maneja en las trialeras repletas de roca, arenilla y piedras. Por encima de lo esperado.
A nivel de geometría y su respuesta, han jugado en el límite que separa el puro XC del Maratón. Han optado por un ángulo de 70º en la dirección, una medida que hoy día empieza a alejarse de las tendencias, un ‘pelín’ vertical desde ese punto de vista de lo más moderno e incluso tratándose de una bici rígida de XC. Aunque aún no desentona, sobre todo si buscas un comporamiento en el que priman las reacciones rápidas.
Es en suma una bici cómoda y estable pero nada perzosa, que se desenvuelve bien en terrenos más revirados y de altos ritmos como los típicos de una carrera de hora y media con el pulso por encima de cualquier umbral “razonable”. Buen trabajo para la Ignite. En lo referente al montaje, deja muy buen sabor de boca. Sensaciones de una tope de gama sin serlo, aunque es la segunda por arriba en el catálogo. Esto significa SRAM X01 Eagle, Fox 32 SC Performance o unas ruedas DT Swiss X1700, no las más ligeras pero de sobra conocidas y reputadas. Forza, su marca propia, firma el resto de los componentes con un muy buen acabado general. Quizás nos quedamos con la duda de cómo sería esta misma bici con un montaje aún superior, con más carbono en sus componentes y con un peso entre 500800 g menos. ¿Muy espectacular?
EQUILIBRADA EN PRESTACIONES, CON GEOMETRÍA EFICIENTE Y COMODIDAD MEDIDA