LA BURBUJA DE LAS PLUS
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Si no era suficiente con dos diámetros de ruedas, aparecieron las “plus”, versiones infladas con neumáticos en 3.00” o 3,20”. Las nuevas medidas, que desde BIKE siempre miramos con cierto recelo (no tenéis más que tirar de hemeroteca y leer nuestros test) llegaron en torno a 2015, con más argumentos de marketing que prestaciones reales. Se prometían muy absorbentes y con un alto agarre y tracción gracias a su capacidad para rodar con bajas presiones, de incluso hasta menos de 1 bar, pero rápidamente sus frágiles carcasas comenzaron a dar problemas de fiabilidad por cortes (pellizcos con la llanta) y claro, si subías la presión para evitarlo las ruedas rebotaban como pelotas de baloncesto. Ingobernables. ¿La solución? La industria tuvo otra brillante idea: reducir el balón hasta 2,80”, es decir, hacerlas menos “plus”, y así se podrían reforzar los flancos sin disparar el peso.
Ni aún así cuajaron como se esperaba en las bicis musculares: mucho rozamiento, mucho peso… Los riders de Enduro, disciplina donde “en teoría” desplegarían todas sus ventajas, no querían saber nada de ellas (jamás se vio una “plus” en la Enduro World Series, al menos entre los corredores Elite) y los usuarios de a pie huían despavoridos cuando las veían en los escaparates de las tiendas. ¿Y cuál fue la respuesta de la industria? Reducir aún más el balón hasta los 2,60” y dejar de llamarlas “plus”, para evitar ser apuntadas con el dedo. Es decir, en última instancia se ha reinventado el neumático de descenso (habitualmente en 2,50”), pero adaptado a un uso más cómodo y polivalente. Como dice la canción de Ricky Martín: “dos pasitos palante y dos pasitos patrás”, algo que sólo genera desconfianza entre los usuarios. ¿Qué va a venir ahora? Pronto lo sabremos.