SPECIALIZED TURBO CREO SL EVO
Cuando nos presentaron la plataforma Turbo Creo en Cham, Suiza, donde Specialized tiene su centro de desarrollo de motores y software de su gama Turbo, los ingenieros de la marca anunciaron que se trataba de una bici en la que habían buscado “la agilidad de la Tarmac y la estabilidad de la Diverge”. Era su primera bici eléctrica de carretera/ gravel y la afirmación parecía muy ambiciosa, sobre todo teniendo en cuenta el peso añadido -la versión S-Works de carretera se queda en 12,2 kg-, pero las sensaciones con ella en las dos rutas que hicimos me dejaron claro que, eslóganes de marketing aparte, la Turbo Creo era el comienzo de una nueva generación de bicis eléctricas. Era -y sigo siendo en algunas circunstancias- muy reacio a este tipo de bicis, pero charlando con compañeros periodistas de otros países varios coincidíamos: era una eléctrica con la que se podía pedalear. Ese fue el objetivo de la marca en el desarrollo: conseguir una bici relativamente ligera y con el pedaleo más natural posible, manteniéndose fiel al lema “It’s you; only faster” de su gama Turbo; es decir, que sea el usuario y su esfuerzo los protagonistas, aunque con una asistencia que está ahí si es necesaria y que puede modularse. La prueba de esta Turbo Creo SL Comp EVO -una unidad que nos ha costado conseguir, ya que parece que todo el mundo quiere probarla- nos ha devuelto esas sensaciones de pedaleo natural gracias al desacople de su motor cuando el sistema está apagado o cuando se superan los 25 km/h. Pesa un poco más que la versión Expert que probamos en
Suiza -debido a la diferencia de ruedas y grupo-, pero el comportamiento en esencia es el mismo. Ese híbrido entre el Tarmac y la Diverge lo han conseguido con una geometría definida por un pedalier bajo, longitud entre ejes generosa comparada con una de carretera -1.012 mm en talla My avance de horquilla mayor de lo habitual para potenciar su estabilidad, mientras que las vainas son contenidas, teniendo en cuenta su paso de rueda -426 mm en talla M-, para que no se convierta en una bici excesivamente perezosa. Lógicamente, el motor ayuda cuando lo necesitamos y si elegimos el modo Turbo empuja con muchas ganas; sin embargo, no creo que llevarlo siempre activado sea el modo más adecuado para disfrutarla. Sin asistencia podemos pedalear sin problemas por pistas fáciles y por senderos, y los que tenemos un nivel de forma medio sólo necesitaremos la asistencia en modo Sport para subir las rampas más duras a las que solemos enfrentarnos con una bici convencional. A algunos os atraerá, otros pensareis -y os entiendo- que este tipo de bicis son sólo para gente que no puede pedalear habitualmente. Probadla, si podéis, y seguro que olvidaréis el prejuicio de que son artefactos cercanos a las motos. Es una bici, con motor, sí, pero con la que puedes esforzarte todo lo que quieras y puedas… y que te ayudará cuando lo necesites.