ASÍ PASÉ A SER ‘CREYENTE’
No estaba en mis planes, pero justo cuando iba a la Casa de Campo a soltar piernas con una gravel de test apareció Joaquín en escena sobre otra gravel un tanto especial. ¿Te apetece probarla? Mi respuesta fue obvia, era la Turbo Creo SL EVO y, aunque he probado infinidad de bicis con asistencia eléctrica, incluyendo otra gravel más, ésta se me había resistido. Soy más de bici con “propulsión a hidratos” que con ayuda por electrones, pero esta Specialized seduce a cualquiera por su aspecto discreto y su peso contenido; de hecho pesa apenas un poco más que mi MTB doble con la que salgo regularmente. La primera impresión no se hizo esperar: rodando en llano y con el motor apagado mis sensaciones eran prácticamente las mismas que las que tenía con cualquier bici no eléctrica. La interacción del sistema con la pedalada es cero, no hay roces ni arrastres de ningún engranaje maquiavélico, sólo suavidad, con una inercia algo mayor de la que sientes en una gravel convencional. La verdad, no podía parar de sonreír pensando que iba a toda leche y a la Turbo Creo le quedaba toda la cartuchera llena para enfrentarse a las rampas más duras.
Lo mejor, en mi opinión, es que cuesta darse cuenta de que llevas una bici eléctrica bajo el sillín. Al ponerte en pie sí que sientes que es algo más perezosa a la hora de dejarse balancear de lado a lado, ahí se notan los kilos extra de la batería y el motor, pero poco. El hecho es que no echaba de menos el empuje del motor, a diferencia de lo que ocurre con la mayor parte de e-bikes de montaña, en las que o pones a trabajar la electrónica o te quedas de rueda de la grupeta. En plena Casa de Campo, por senderos, conecté varias veces el motor en los repechos… dándome el gustazo de llevar desarrollos mucho más duros de los que me hubiera podido permitir. Ya con el nivel 1 de empuje notas una gran diferencia, así que imaginaros con el 3, el más potente. Joaquín me dejó la bici con 2 rayitas de batería, de las 6 totales, y volví tras casi 30 km de senderitos con 1 rayita aún. No llegué a ‘agotar existencias’, buena señal. Conclusión rápida global: CREO fervientemente en la Turbo Creo por muchas razones, pero la principal es por ser tan parecida en comportamiento a una bicicleta convencional. Si tienes ocasión de probarla, no sé si recomendarte que lo hagas, porque entonces igual quieres quedártela para siempre.