LAS PARTICIPANTES…
CONCHITA GASSÓ
Y SU HIJA CLAUDIA ESCOBAR
(61 y 20 años). Claudia Escobar, 20 años, juega en equipo fútbol y en el equipo de rugby de su ‘Uni’ y le encanta el pádel. Empezó en época pandemia a salir en bici con su madre. Su madre es Conchita Gassó, 61 años, una veterana de pruebas de ciclismo extremo como la Titan Desert o la Pilgrim Race, que empezó con la bici a los 55 y desde entonces se apunta a todas las pruebas cicloturistas que puede y aprovecha para conocer países y gente extraordinaria. La ilusión de ambas es poder hacer la Pilgrim 2022 como madre e hija. “Hacer la MTB de la Mujer con mi hija Claudia ha sido una experiencia maravillosa. He rodado varias carreras con ella y la verdad es que siempre hemos disfrutado del recorrido con risas, con esfuerzo y sobre todo comprobando que aunque haya caídas siempre es positiva fuerte y nunca pierde su alegre sonrisa . ¡Soy feliz rodando con ella!”
EVA Y OLIVIA DE EL MOTOR
DE TUS PASOS (44 y 14 años) Participaron en familia, madre e hija y como voluntario su padre Alfredo, ya que Olivia tiene el síndrome de Charcot Marie Tooth y la familia participa en carreras cicloturistas con ‘El motor de tus pasos’ para dar visibilidad a esta enfermedad y a su investigación.
Eva: “Olivia hacía tiempo que no cogía su TriBike (entre estudios y rehabilitación no queda demasiado tiempo). Y yo voy siempre acompañando en las pruebas como refuerzo, pero no monto en bici! Hicimos la ruta corta, preciosa en plena sierra. Olivia se encontró con muchas dificultades en el terreno, trialeras, piedras... No hay que olvidar que el Charcot Marie Tooth le resta fuerza muscular y en ocasiones le cuesta dominar la bici. El tobillo derecho empezó a molestarle, y tuvo que bajarse de la bici y hacer unos metros andando hasta recuperar un poco de movilidad. Pero lejos de abandonar, volvió a subir en la bici y entró en meta pedaleando. Necesitó nuestra ayuda durante el camino, pero, para eso estamos los padres, ¿no? Alfredo su padre iba en bici y ayudó y empujó en las cuestas arriba, o nos indicó el mejor sitio para pasar o dónde frenar en las bajadas. Pero lo hicimos, y es que Olivia ayer nos demostró que está preparada para afrontar todas las dificultades que la vida le presente, tomándose sus descansos, respirando y volviendo a dar pedales. ¡Y el ambiente antes, durante y después de la carrera nos anima a volver a participar!”
Olivia: “Me sentí querida y apoyada por el resto de las chicas y aunque hubo momentos un poco complicados, repetiría la experiencia.”
ANAI GONZÁLEZ DEL CASTILLO
(46 años)
“Me apunté al MTB de la Mujer sola, sin equipo ni grupo. Iba con mucho miedo, o respeto si suena mejor. Corro y nado habitualmente, pero la bici es otra cosa. El sábado acudí a los talleres de @mtbdelamujer previos a la marcha del domingo y
la verdad es que nos explicaron conceptos básicos de mecánica y psicología deportiva “adiós al miedo”. Conceptos claros y técnicas para afrontar ese “miedo” que me acompaña al pensar que tenía que subir en bici. Y por fin salí el domingo, primero pensando qué hacia allí sola y sin haber montado en bici más de 8 veces en mi vida. Hice el yoga antes de empezar, las respiraciones y a la salida. El respeto estaba tras las primeras pedaladas y entonces sucedió... Hice grupo con 3 mujeres que íbamos al mismo ritmo y Laura y Elena, las guías o sherpas voluntarias nos acompañaron y nos cuidaron y explicaron sobre la marcha técnica. Sois muy grandes de verdad. Muchas mujeres ayer debieron de pasar como yo por esas sensaciones de ¿qué hago aquí? ¿Por qué me apuntaría yo? Diez minutos antes no sabía si poner o no poner las calas por si me caía. Pero fue todo muy sencillo, nos fuimos esperando y entramos juntas en meta. Cuatro desconocidas que durante esos 10 o 12 km fuimos equipo. Gracias a la organización y voluntarios ayer fue un gran día. Tuve muchas sensaciones y es difícil resumir, pero es una prueba muy especial y ayer yo también me sentí muy grande al cruzar la meta con una gran sonrisa y en bici.”
FINA GUIMAREY TOUCEDA
(49 años) “Tengo focomelia discal, una malformación congénita con la que naces y que produce que pueda faltarte un miembro superior o inferior. He aprendido a vivir con ella, me falta el antebrazo y la mano izquierda pero hago de todo, de forma diferente. Nací en Venezuela, mis padres son inmigrantes gallegos de los años 60 y volvieron a España, y llevo ya 15 años en España. No me imagino mi vida sin deporte; desde pequeña he hecho deporte, gimnasio, voleibol, fútbol sala, y hacía bicicleta más de paseo, y más adelante en España en 2016 empecé a competir en paratriatlón y ciclismo adaptado. Que me falte una mano no significa que no pueda hacer las cosas, las hago diferentes pero las hago. La bicicleta es para mí una forma de libertad, con la que puedo ir a donde quiera. Hice la primera Pilgrim Race en equipo con otras 5 personas con discapacidad, con mi pareja que también es discapacitada. Fue una forma de demostrar que con discapacidad podemos hacer lo mismo que los demás. En la bici llevo todos los cambios en el lado derecho, el bloqueo de la amortiguación, la tija telescópica, las dos manetas del freno de atrás y delante. En el lado izquierdo, la tienda de bici DuoBike en Colmenarejo, que se vuelca a hacer los experimentos, me han hecho un acople para llevar apoyado el brazo que me falta. Me encanta todo, subir y bajar, en las trialeras no puedo maniobrar igual con dos manos y si pillo una piedra se me puede cruzar el manillar, y me bajo y voy corriendo. Me he caído miles de veces y me vuelvo a levantar y a seguir. Me encantó el MTB de la Mujer, la primera bajada la hubiera podido hacer pero se pararon delante y prefería hacerla desmontada y si echa una el pie a tierra no es fácil esquivar, pero como no era competitivo y era para disfrutar lo hice, me encantó y el año que viene repito seguro. Destacaría todo, el recorrido, el ambiente, y que debe