#DIÁLOGOINTERNO

Aquí está la bifurcación, ¿hoy cojo izquierda o derecha? Izquierda. Me voy a dejar llevar por esa pendiente. Hoy tengo más tiempo, hace un día flipante y así hago una ruta más larga.

Esta primera subida siempre cuesta mucho más. Estoy perezoso, mi cuerpo no ha entrado aún en calor. Mejor miraré al frente, a cinco metros de la rueda delantera, así siempre me resulta más fácil para subir. Si me concentro bien en esa línea, es como si conectara con un raíl imaginario que me lleva constante y suave hacia arriba. Mi pedalada se mantiene. ¡Voy a mantener esta cadencia como sea! Qué pena no tener 12 velocidades. Buscaré la tierra de los laterales, más compacta y con menos piedra suelta. Si resbalo un poco perderé mucha energía. Voy bien. Con equilibrio. Hace frío. Atento a no respirar muy fuerte. Si no, se me hielan los pulmones.

Me gusta la riñonera que me he pillado. ¡Qué buena compra! Joe… qué aparatosa me parece ahora mi antigua mochila Y la pereza que daba lavar esa bolsa. Y lo negra que estaba. Segunda vez que salgo esta semana. Si me organizo bien seguro que consigo montar tres días. Luego se nota mucho esa fuerza. Qué gusto aprovechar ratos libres y meterme en el bosque. Ahora no entiendo cómo a veces me engaño y lo acabo dejando para el día siguiente. Ya ves. ¡Ésto último me lo tengo que tatuar! Sólo 100 metros de pendiente por delante, ésto está hecho. ¿Saco el móvil?, no… ¡para qué con el paisaje que tengo en mis narices! Voy a recuperar aire en silencio, esperaré 1 minuto y comienzo el descenso. ¡Qué de sonidos tiene la montaña! Ojos bien abiertos. Dedo al mando, tija abajo, brazos flexionados y pedales en paralelo. Se me dibuja una sonrisa espontánea. Ya no pienso. Siento el fluir de la suspensión. Cómo huele a pino cuando coges velocidad. Muevo el cuerpo y me fundo con cada escalón, cada peralte y cada rama que esquivo. Ojo a esa raíz. Y al loro esas rocas. No es buen sitio para caer. Manillar hacia delante. Culo atrás. ¿Un saltito? ¡¡Sí!! Un saltito. Cada vez me conozco mejor esta bajada. Se agradece mucho ir controlando el sendero y empalmar las trazadas buenas. ¡Mierda! … al suelo. Bueno, ¿todo bien? Todo bien. Pero la próxima vez tendré que bajar la velocidad para no entrar tan rápido en esta curva. Venga, corrijo el sillín y sigo. Me río. Estoy aprovechando el día. He llenado mi cerebro de una energía muy buena. ¡Este año me voy a hinchar de mountain bike!”

“NO ENTIENDO CÓMO A VECES ME ENGAÑO Y LO ACABO DEJANDO PARA EL DÍA SIGUIENTE”