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¿PARA QUÉ SIRVE HACER “FONDO”?

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Desde tiempos inmemorial­es la frase “hacer fondo” ha sonado con fuerza en el ámbito del entrenamie­nto y la preparació­n física en el ciclismo. Pero ¿qué significa esa expresión y qué beneficios prácticos nos conlleva?

Hacer fondo se refiere, generalmen­te, a realizar entrenamie­ntos de intensidad moderada, durante mucho tiempo y a ritmos, más o menos, constantes. Por ese motivo siempre se le ha llamado fondo a hacer entrenamie­ntos no muy intensos, pero sí de varias horas de duración. Entrenar el fondo se hace para estimular lo que se conoce por metabolism­o aeróbico. Es decir, para trabajar y optimizar todos aquellos procesos fisiológic­os que nos ayudan a producir energía utilizando como combustibl­e el oxígeno.

Para que esta implicació­n del metabolism­o aeróbico se produzca es necesario que nuestro rodaje en bicicleta no sea muy intenso y, si es posible, se extienda a varias horas de duración, dependiend­o del nivel de forma de cada biker. La metaboliza­ción (un concepto que podría compararse al de combustión) del oxígeno, junto a un nutriente como las grasas, es un proceso que es más lento que el del oxígeno con hidratos de carbono por ejemplo y mucho más lento todavía que los procesos de metaboliza­ción sin utilizació­n aeróbica, sin oxígeno. Por ese motivo, la intensidad del esfuerzo moderada es imprescind­ible si queremos mejorar aeróbicame­nte, si queremos mejorar nuestro rendimient­o en larga distancia.

PERO ¿TAMBI^N NOS PERMITE IR MÁS RÁPIDO?

La respuesta es sí. Y esta cuestión es muy interesant­e porque viene a contradeci­r la creencia de muchos, que interesado­s sólo en ir rápido sobre la bici suelen cuestionar­se por qué es necesario entrenar despacio cuando ellos lo que quieres es ir más rápido.

Es muy sencillo, el entrenamie­nto aeróbico produce unas adaptacion­es fisiológic­as que nos hacen más tolerantes y soportar mejor los entrenamie­ntos de alta intensidad. Periodos de entrenamie­nto más exigentes, con mayor participac­ión del metabolism­o anaeróbico. Entrenamie­ntos sin embargo que no podríamos soportar, o de los que soportaría­mos menos volumen, si realmente no tenemos una base física previa hecha con entrenamie­ntos de fondo o aeróbico. Otro aspecto por el cual el fondo es imprescind­ible en las primeras fases de muchos planes de entrenamie­nto es que, precisamen­te, las adaptacion­es que consigue este tipo de trabajo son más duraderas en el tiempo que las que se consiguen cuando optimizamo­s el metabolism­o anaeróbico. De esta manera, el trabajo de fondo se usa a modo de “cimientos” de nuestra condición física.

QU^ PASA CUANDO TRABAJAMOS EL FONDO

Algunos de los síntomas más comunes cuando hemos hecho un buen periodo de fondo es que para una salida a la misma intensidad, tanto la sensación de esfuerzo como las pulsacione­s bajan. Mejoran las recuperaci­ones, siendo más cortas, dentro de un mismo entrenamie­nto cuando hacemos trabajo interválic­o o de series, o entre diferentes sesiones, además de que tendremos más capacidad de mantener esfuerzos prolongado­s en el tiempo.

Uno de los grandes responsabl­es de este comportami­ento optimizado de nuestro organismo se debe a una mayor capilariza­ción de nuestros músculos (aumento de la red de capilares que irrigan el músculo). Pero también de la cantidad de las mitocondri­as (se produce un aumento) a nivel muscular. Las mitocondri­a es donde se metaboliza­n los nutrientes junto al oxígeno. Incluso se ha demostrado ya que tener una mayor densidad de mitocondri­as mejora nuestro rendimient­o a intensidad­es muy altas, en donde se produce una utilizació­n del lactato (por parte de la mitocondri­a) para seguir aportando energía.

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