ESTUDIO BIOMECÁNICA ¿BASTA CON UNO O HAY QUE REPETIRLO CON EL TIEMPO?
Una de las aportaciones más importantes de la ciencia al rendimiento de los ciclistas ha sido la de estudiar el movimiento humano sobre las bicicleta e identificar nuestras necesidades para que la bici nos resulte cómoda y además, nos permita rendir más.
Todo este conocimiento ha derivado en los ya famosos estudios biomecánicos que, desde hace un par de décadas, se han ido implantando en nuestra realidad. Hoy resulta ya muy habitual acudir a un centro especializado o incluso tiendas autorizadas y con personal formado, para hacer un estudio biomecánico. Una sesión en la que en la mayoría de los casos se valora nuestra morfología y se observa nuestro movimiento sobre la bicicleta. Todo ello para corregir, si es pertinente, nuestra posición al pedalear, evitando así posibles lesiones y mejorando nuestras prestaciones físicas.
TUS MEDIDAS CORRECTAS ¿SON PARA SIEMPRE?
Cuando salimos del estudio biomecánico lo solemos hacer con un completo informe sobre nuestras medidas ideales sobre la bicicleta. Qué altura de sillín es la más adecuada para nosotros, qué inclinación debe tener este para no dañarnos la zona perineal, para procurar un buen apoyo o para no generar excesiva tensión en las manos sobre el manillar. Pero también tenemos las claves de cómo colocar el manillar, las calas para aprovechar mejor la fuerza en cada pedalada o incluso las manetas de freno. Es información muy concreta y útil para cualquier ciclista pero .. ¿es definitiva? ¿Sirven esas medidas para toda la vida? La respuesta es que no. Efectivamente, nuestra anatomía, la forma, las dimensiones de nuestro cuerpo, pero también cualidades como la flexibilidad, van evolucionando, o involucionando en algunos casos, a lo largo de los años. Esta circunstancia hace que las medidas identificadas como “ideales” en un momento cronológico de nuestra vida pueden quedarse obsoletas al cabo de algunos años.
¿QU^ MEDIDAS CAMBIAN CON LOS AÑOS?
Con la edad solemos perder algo de altura, algo que puede afectar a la altura ideal del sillín y sobre todo, a la distancia entre el sillín y el manillar. Pero también perdemos flexibilidad, con lo que las medidas o bicicletas con geometrías más radicales se nos vuelven mas incómodas (y más inadecuadas) con el paso de los años. Estos dos factores, la pérdida de estatura y de flexibilidad, son cuestiones degenerativas que nos afectan, en mayor o menor medida, a todos, y que a la postre nos forzarán a ir variando algunas medidas de nuestra bici. Por otro lado hay que referirse a desequilibrios o dismetrías anatómicas que podamos tener (una pierna más larga que la otra, una rotación de cadera, una escoliosis ... etc) que a medida que pasan los años, por efecto del envejecimiento, de la gravedad o por un desequilibrio muscular, entre otros, se pueden ir acentuando. Estos factores son también causantes de que tengamos nuevas necesidades biomecánicas con el paso del tiempo. Que tengamos que ir adaptando las medidas de nuestra bici.
No existe una norma escrita que se refiera al tiempo exacto tras el cual debemos ir repitiendo un estudio biomecánico. Lo que si es evidente, a tenor de la evolución de nuestro cuerpo con los años, es que necesitamos ir actualizando las medidas de nuestra bici para que estas se adapten a nuestra evolución anatómica. Quizás periodos de 2-3 años, especialmente pasados los 40 años, sea lo más razonable para ir repitiendo un estudio biomecánico. Sólo de esta manera tendremos las máximas garantías de pedalear con comodidad y con mayor rendimiento posible, para siempre.