¿QUÉ PASA CON LA TALLA?
Aprovechando que estamos centrados en la dirección, me ha recordado que hay algunas cosas sobre la elección de talla comentables. En el caso de quien escribe estas líneas, con una altura de 1,77 m, estoy justo entre la talla M y la L (sillín a 73,5 cm de alto desde el pedalier a la parte alta del sillín). En la presentación de Leogang a la que tuve la suerte de asistir, monté con una talla M y me quedaba un poco “justa”. Las bicis actuales son cada vez más largas, pero al tener un tubo de sillín bastante vertical y usar potencias muy cortas (60 mm), la posición sobre ella era algo encogida. Con la talla L consigo además de una posición más estirada y más estabildidad en las bajadas rápidas, por un lado un tubo de sillín más vertical aún (pasa de 76,1º en M a 76,6º en L), que con el sillín adelantado como suele ser mi preferencia, me lanza mucho sobre el manillar. Y por otro lado una pipa de dirección algo más larga, con lo que llevo el manillar todo lo bajo que se puede y estéticamente queda mucho más compacto (esto último puede ser un poco “frikada”, aunque sé que le pasa a más gente). Si quisiera bajarlo más, eso sí, tendría que ser con otra potencia con más ángulo negativo. En caso de querer lo opuesto, una bici más nerviosa y reactiva, hubiera optado por una talla M con una potencia más larga.