No quisimos perdérnoslo
BIKE ACUDIÓ A LA CITA
Pudimos comprobar en primera persona el desarrollo de la prueba desde el primer hasta el último día. La cercanía de la organización con cada participante, la implicación de los municipios y vecinos por donde pasaban las etapas y el privilegio de montar por zonas donde solo es posible acceder gracias a los permisos que se le conceden a la Volta a Menorca nos permitieron descubrir hasta el último rincón y toda la belleza de la isla. También pudimos probar el formato de marcha no competitiva que la hace tan especial y diferente al resto de pruebas por etapas que todos conocemos, donde lo que más importa es el tiempo. En la Volta a Menorca lo principal es disfrutar del entorno y de nuestra bici, aunque tenemos que decir que el tiempo para reagrupar los distintos grupos se hacía excesivamente largo.