LOS BLANCOS SON PARA EL VERANO
Nadie duda de que los vinos blancos siempre han constituido el maridaje perfecto para mariscos, pescados y arroces durante todo el año, pero es el verano, cuando el calor aprieta, el momento idóneo para sacarle todo el partido a los Rueda, albariños o rio
La primavera es periodo de estreno en el mundo del vino. Se presentan las nuevas añadas de cara a un tiempo de verano en el que reinan los vinos blancos. Caldos frecos, aromáticos, frutales, ligeros y exquisitos en boca que refrescan una mesa en la que priman los platos ligeros. Pescados, mariscos, arroces y ensaladas son su complemento natural, pero cuando el calor aprieta, la frescura de estos vinos multiplica su maridaje a cualquier plato frío, incluidas las carnes.
A la hora de elegir un vino blanco para acompañar la comida, no vale cualquier opción. Es preciso buscar el maridaje perfecto para que los sabores no se tapen y reine la armonía en la mesa. Caldos afrutados, de crianza, más livianos, secos... La decisión final depende del gusto. Eso sí, hay que tener en cuenta que la temperatura a la que se sirve es un factor importante que puede dar al traste con los aromas de un buen vino.
Cualquier momento es bueno para saborear un vino blanco. La luz y el clima del verano invitan a descorchar una botella, cuya temperatura no supera por lo general los 10 grados. Tal es su versatilidad, que en la época estival tienden a explorar territorios más allá de la mesa del restaurante para adentrarse en la copa de media tarde o incluso en el trago nocturno. Además, se erige en uno de los principales embajadores del sector para introducir en el mundo del vino a los más jóvenes. La Agencia Creativa Mil Ojos Producen, especializada en comunicación sobre vino y productos de la tierra, y formada por un equipo creativo de periodistas y técnicos cinematográficos especializados, ha presentado en la Feria Nacional del Vino (FENAVIN) algunas estrategias para acercar el mundo del vino a los millennials y otras generaciones de jóvenes que siguen entendiendo el vino como un producto caro, elitista y muy conservador.
Campañas más frescas y divertidas, con un lenguaje más joven, productos adaptados a las nuevas necesidades y bolsillos y una imagen más moderna se imponen a la hora de captar al consumidor más joven. Los jóvenes buscan experiencias. Quieren saber cómo es el mundo de las bodegas, los viñedos y el estilo de vida en torno a la producción de vino. Por eso, el enoturismo se impone con fuerza así como los vídeos y series, que muestren proyectos interesantes para el público de su edad con un lenguaje fresco, cercano y sin complejos.