Cambio16

Carta del editor

Se acaba el tiempo para salvar el planeta.

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Lejos del amarillism­o sensaciona­lista –en Cambio16 no somos alarmistas, simplement­e llamamos a las cosas por su nombre–, los datos son abrumadore­s y evidencian que el tiempo para salvar al planeta se agota. Y, por ello, al margen de sesgos y sin caer en lo políticame­nte correcto, a pesar de la incomodida­d que ello genera en las personas, ya agobiadas por las dificultad­es intrínseca­s de la vida, debemos impulsar un cambio global, tanto en el ámbito cultural como en el político y económico para revertir los daños.

Desde su relanzamie­nto, hace cinco años, nos percatamos de que además de la irrenuncia­ble defensa de la libertad y la democracia, Cambio16 debía compromete­rse con los dos grandes desafíos actuales de la humanidad. El primero, la defensa de los Derechos Humanos, porque ni siquiera los avances tecnológic­os pueden contrarres­tar ni mitigar los abusos, las injusticia­s y las desigualda­des. Y, el segundo, la defensa del medio ambiente, cuyo deterioro está llegando a un peligroso punto de inflexión.

La civilizaci­ón avanza en multitud de ámbitos, pero no en civismo. Los seres humanos hemos preferido la supremacía del propio individuo sobre el bien común, y eso que somos seres básicament­e grupales, sociales por naturaleza. Frente a esta terrible realidad, decidimos convertir la defensa de los Derechos Humanos en uno de nuestros pilares fundamenta­les mediante la denuncia (#C16Denunci­a) de la violación de los derechos humanos allí donde se produzca. Otro de nuestros pilares primordial­es es la defensa del medio ambiente (#C16Alerta), porque este es el único planeta que tenemos para vivir; no hay otro. En ambos casos tiene que haber un cambio inminente.

En cuanto a la defensa del medio ambiente, hemos decidido pasar de la informació­n a la acción por muchas razones, pero principalm­ente debido a que las agresiones al medio ambiente en lugar de disminuir,

aumentan. En nuestra opinión, se deben implementa­r muchos cambios para salvar el ecosistema. Cuando observamos lo poco que se ha avanzado desde nuestra primera publicació­n dedicada al planeta en 2015 –titulada La sangre de la Tierra (Cambio16, número 2.220)– hasta hoy, nos damos cuenta de lo poco que se ha hecho. La contaminac­ión ambiental se dispara, la deforestac­ión no cesa, el uso y desperdici­o del plástico en sus diferentes presentaci­ones sigue su curso devastador... Solo vemos avances en la transforma­ción de la energía fósil a la energía limpia.

En esta edición de Cambio16, cuatro años más tarde, hemos dedicado la portada a la crisis de la biodiversi­dad con más de un millón de especies en riesgo de extinción. Las consecuenc­ias son catastrófi­cas. Las actividade­s humanas y el crecimient­o demográfic­o están provocando grandes índices de contaminac­ión que aceleran el cambio climático, la pérdida de ecosistema­s y el fin de la vida tal como la conocemos.

Según la ONU, se producen siete millones de muertes prematuras al año por la contaminac­ión. En el Foro Económico Mundial se demostró cómo nueve millones de toneladas de plástico se arrojan a los océanos cada año. Esto equivale a un camión de basura cada minuto. El estudio de IPBES (Plataforma Interguber­namental sobre la Biodiversi­dad y los Servicios Ecosistémi­cos) denuncia que las tres cuartas partes del medio ambiente terrestre y alrededor del 66% del medio marino han sido alterados significat­ivamente por la acción humana. El deshielo amenaza, asimismo, Groenlandi­a y la Antártida.

No podemos seguir así. Aún estamos a tiempo. El cambio no puede esperar más. Cambio16 ha decidido, además de informar, asumir un rol más activo con eventos de transforma­ción, foros y acciones de concientiz­ación junto a las empresas que deseen colaborar, proponer y canalizar iniciativa­s. Cambio16 quiere contribuir a acelerar el cambio cultural, social, político y económico necesario para salvar al planeta.

 ??  ?? Uno de los últimos espacios naturales marinos que quedan en el planeta es la bellísima Gran Barrera de Coral, que en la imagen de satélite se ve cómo rodea una pequeña isla ubicada frente a la costa de Queensland, cerca de la ciudad de Rockhampto­n, en Australia. Esta maravilla puede desaparece­r.
Uno de los últimos espacios naturales marinos que quedan en el planeta es la bellísima Gran Barrera de Coral, que en la imagen de satélite se ve cómo rodea una pequeña isla ubicada frente a la costa de Queensland, cerca de la ciudad de Rockhampto­n, en Australia. Esta maravilla puede desaparece­r.

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