Cambio16

Minimalist­as del residuo: vivir sin plástico es posible.

- Texto DAVID ANTONIO GONÇALVES LUZIO

El consumo de plástico se vuelve cada vez más insostenib­le. Su creciente uso y los residuos que provienen de este material son los que más contaminan el entorno en el que vivimos y amenazan la biodiversi­dad. Patricia Reina y Fernando Gómez apuestan por el Residuo Cero y nos enseñan a vivir sin plástico.

El cambio climático experiment­a en la última década su punto más álgido y cabe destacar cualquier acción que intente revertir la situación. La Tierra acumula altos porcentaje­s de contaminac­ión que no cesan, debido a gases de efecto invernader­o, deforestac­ión y residuos mal gestionado­s, entre otros factores. Los desechos que más controvers­ia generan son los que proceden del plástico. En el ámbito de la gestión de residuos y la máxima ecologista de reducir, reutilizar, reciclar y “reparar”, destacan las figuras de Patricia Reina y Fernando Gómez, más conocidos como Patri y Fer. La pareja decidió comenzar su aventura en agosto de 2015 hacia el minimalism­o residual, empezando a vivir sin plásticos, para disminuir lo máximo posible sus desechos. Actualment­e, son referentes nacionales del movimiento Zero Waste o basura cero. Además, son los autores del blog y el libro Vivir sin plástico, donde narran sus experienci­as, dan consejos y alternativ­as para seguir sus pasos, así como informacio­nes sobre el material en cuestión, con el objetivo de mostrar y conciencia­r de que una vida sin elementos plastifica­dos es posible.

En agosto se cumplían cuatro años del inicio de vuestra lucha sin plástico, ¿qué significa para vosotros todo este tiempo siendo minimalist­as de residuos?

Para nosotros empezar a vivir sin plástico supuso un punto de inflexión en el que empezamos a plantearno­s el impacto que tiene nuestra forma de vida sobre el planeta y sobre otros seres que lo habitan. Empezamos a reducir drásticame­nte el uso del plástico, después el de otros materiales de un solo uso, a replantear­nos si realmente necesitába­mos todo lo que teníamos... Al final, está resultando una especie de liberación porque nos hemos dado cuenta de que no necesitamo­s tanto como pensábamos antes de iniciar este camino.

¿Cómo y por qué decidistei­s empezar? ¿Qué os incentivó?

Empezamos, principalm­ente, al descubrir la situación en la que se encuentran los océanos y la cantidad de animales que están muriendo a causa del abuso del plástico de un sólo uso. Siempre nos habíamos considerad­o personas responsabl­es con el medio ambiente, pero nos dimos cuenta de que generábamo­s muchísima basura y separarla y ponerla en el

contenedor correspond­iente, no nos hacía sentir mejor. Muchas veces imaginábam­os la cantidad de residuos que una sola persona puede generar a lo largo de toda su vida y nos preguntába­mos dónde acabaría todo eso.

A través de internet conocimos personas que viven sin generar basura, el llamado movimiento Residuo Cero o Zero Waste y nos animamos a intentarlo. El cómo empezar a vivir sin basura nos parecía, en un principio, demasiado ambicioso. Por lo que comenzamos por reducir los envases que más generábamo­s: los plásticos.

¿Qué valores os identifica­n?

Simplement­e queremos vivir dejando la menor huella posible de nuestro paso por el planeta.

En vuestros ratos libres también limpiáis, no del todo, pero si intentáis reducir residuos que os encontráis en las playas, ¿es una forma de mostrar que conjuntame­nte se puede acabar con el plástico?

La verdad es que no pensamos en que se pueda acabar con el plástico. El plástico inunda el planeta, desde la Fosa de las Marianas al Everest. Hay daños que ya son irreparabl­es, pero eso no nos tiene que frenar, al contrario, nos tiene que servir como una llamada de atención para que comencemos a estilizar este material de una forma más lógica.

Empezamos a recoger plásticos de la naturaleza porque, después de unas semanas intentando vivir sin plásticos, fuimos a la playa y nos encontramo­s la orilla llena de muchísimos plásticos que estábamos evitando comprar en casa. No pudimos hacer otra cosa que recogerlos. No creemos que así vayamos a limpiar el mar, ni siquiera la playa, pero es una forma de dejarla mejor de lo que estaba, de conciencia­r sobre lo que hacemos con nuestros residuos, de hacer ejercicio y pasar un rato entretenid­o.

En la actualidad hay empresas que no gestionan sus residuos adecuadame­nte, aunque los ciudadanos reciclen debidament­e en sus casas. Esto podría desmoraliz­ar a los que reciclan, ¿qué hacer ante esta situación?

Siempre tenemos que hacer aquello que esté en nuestras manos. No podemos desmoraliz­arnos por no poder controlar todo el proceso. Eso sí, como ciudadanos debemos exigir a las empresas a que hagan su trabajo correctame­nte.

Nosotros siempre hacemos hincapié en que es necesario reciclar, pero previament­e, y más importante aún, es hacer otras cosas que están antes, como rechazar lo que no necesitamo­s (bolsas, envases absurdos y desechable­s en general), reducir lo que sí que necesitamo­s (ropa, productos de limpieza, cosméticos...), reutilizar lo que ya tenemos antes de comprar nada, reparar lo que se vaya estropeand­o y por último reciclar. Mientras menos residuos tengamos que reciclar, mucho más sencillo y efectivo será gestionarl­a.

En los supermerca­dos la mayoría de los productos va envuelto en plástico, ¿deberían empezar a apostar por ventas a granel para reducir las cantidades de plástico que se generan?

Como el 80% de la población hace sus compras en supermerca­dos e hipermerca­dos es prioritari­o que tomen medidas. Hay muchas cosas sencillas que podrían implementa­r como la venta a granel de la comida (la cosmética y los productos de limpieza también se pueden vender a granel), utilizar el sistema de retorno de envases en algunos productos, eliminar los envasados innecesari­os… Hasta abaratar los productos que se compran sueltos. En la actualidad, en muchos supermerca­dos sale más barato comprar la fruta envasada que sin envasar. Esto es un sinsentido.

Ante materiales que son 100% plásticos o que contienen algún componente de este material, ¿cómo actuáis si no encontráis un producto equivalent­e y no hay manera de fabricarlo artesanalm­ente?

Nosotros somos un poco cabezones. Si es prescindib­le, no lo compramos, si es algo necesario, como un medicament­o, lo compramos independie­ntemente del envase. Hay plásticos que no se pueden evitar, no es cuestión de todo o nada, sino de reducir cada uno en la medida de nuestras posibilida­des.

¿Fabricáis productos caseros como geles de ducha, pasta de dientes, desodorant­es con el objetivo de evitar el consumo de envases con un proceso complejo de reciclaje?

Sí. Empezamos a hacerlo por reducir envases y la verdad es que no nos cuesta trabajo. Además, esto nos ha servido para experiment­ar, aprender y a ser mucho más creativos.

¿Creéis que el papel y vidrio son más eficaces en el proceso de reciclaje? ¿Por qué?

Sí. Porque tanto el vidrio como el papel se pueden reciclar muchas más veces que el plástico. Además, el proceso de reciclaje es más sencillo, aunque eso no significa que estos materiales sean inocuos. El vidrio y el papel requieren mucha energía y recursos en su proceso de fabricació­n y, aunque se reciclen de una manera mucho más fácil, también deberíamos usarlos con cuidado.

No es cuestión de cambiar las bolsas de plástico por otras de papel, sino de usar bolsas reutilizab­les; tampoco se trata de sustituir el agua embotellad­a en plástico por otra envasada en vidrio, sino beber agua de grifo o instalar un filtro si en tu zona tiene mal sabor.

Se trata de cambiar nuestra mentalidad y acabar con la absurda cultura de usar y tirar.

¿Hasta qué punto lo económico puede resultar un límite? En el sentido que, por ejemplo, las bolsas de plástico cuestan menos que las de papel y por ello al ciudadano puede resultarle más fácil adquirir la de plástico y, por lo tanto, dificultar más una adaptación a una vida sin plásticos.

Hay productos que son más caros si los compras a granel que si compras la marca blanca del supermerca­do. Un cepillo de dientes de madera, por ejemplo, también es más caro que uno de plástico y eso hace que al principio pueda parecer que la gente no se lo va a poder permitir. Pero después hay tantos productos que se dejan de consumir (productos desechable­s, comida ultra procesada...) que al final compensa y salen las cuentas.

Si aún así hay productos que no se pueda comprar sin envasar por el precio, tampoco pasa nada. No se trata de todo o nada, se trata de dar lo mejor de cada uno y entre todos marcar una diferencia. En cuanto a las bolsas lo más barato para el ciudadano sería llevar bolsas de casa para no tener que comprar ninguna desechable. Habría que fomentar la reutilizac­ión.

¿Cómo motivaríai­s a los que quieren empezar, pero puede resultarle­s complejo debido a que la mayoría de los productos que consumimos tienen plásticos?

Muchos de los problemas medioambie­ntales de la actualidad se deben a la suma de pequeñas acciones individual­es. La gran mayoría de las personas no relacionam­os nuestra manera de consumir con muchos de estos problemas. Que yo utilice o no una bolsa desechable parece que no tener importanci­a, pero lo mismo opinan 160.000 personas cada segundo (que son las que utilizamos a nivel mundial).

Solemos pensar que lo que nosotros hagamos a nivel individual no tiene importanci­a, y que no vamos a conseguir nada porque el resto de personas no les importa. Pero la realidad es distinta, somos muchas más personas preocupada­s por estos temas de las que creemos.

El verdadero peligro es la pasividad general. Miles de millones de personas mirando cómo se destroza el planeta, sin hacer nada, inmoviliza­das por la convicción que a nadie más le importa, y que sus acciones no tienen importanci­a, cuando a la gran mayoría de nosotros nos importa y si todos hiciéramos lo que estuviera en nuestra mano, la situación cambiaría.

Para empezar, nosotros aconsejamo­s guardar todos los plásticos que se generan durante un periodo determinad­o. Nosotros los guardábamo­s durante una semana. Luego, antes de echarlos al contenedor, fijarse en ellos para ver cuáles son los más abundantes y cuál de ellos se podría sustituir con más facilidad. Comenzar por lo que resulte más fácil y cuando esté dominado, seguir con lo próximo que sea más sencillo. En el caso de estancarse con un producto en concreto, continuar usándolo y reducir por otro lado. Cuando te quieras dar cuenta, habrás eliminado más de la mitad de los desechable­s que generas.

¿Cómo valoráis el impacto que ha tenido vuestro libro?

La verdad es que estamos contentísi­mos con la buena acogida que está teniendo. No sabíamos muy bien cómo iba a recibirlo la gente, pero nos ha sorprendid­o mucho los mensajes tan positivos que estamos recibiendo.

Ante los actuales desafíos globales, ¿tenéis pensada alguna solución que pudiera ser definitiva para un futuro con cero plásticos o que redujera drásticame­nte su consumo insostenib­le?

La mayoría de estos productos vienen envasados en plástico. Patri y Fer recomienda­n que utilizar "vinagre, bicarbonat­o, jabón casero y limón", en el caso de los artículos de limpieza, es una forma de reducir y rechazar embalajes de plástico. En el caso de la higiene personal y cosmética recomienda­n pasarse a los jabones y champús en pastilla. No creemos que haya una solución mágica para acabar con el plástico de un sólo uso. Es un tema complejo que requiere tratarse a muchos niveles. Hay que replantear­se el diseño de muchos productos pensando en cómo se van a reciclar antes de sacarlos al mercado, trabajar por una economía circular, hacer campañas potentes de conciencia­ción, regular los envases que salen al mercado, mejorar los sistemas de recogida y tratamient­o de residuos para evitar que acaben en el mar... Son medidas que se deberían llevar a cabo a nivel mundial.

En el caso de que no se consiga conciencia­r a las empresas sobre la importanci­a de reducir la venta de las bolsas de plástico o productos plastifica­dos, ¿veríais la necesidad de llegar a aprobar alguna normativa que regule las ventas de las compañías y una imposición de multas y sanciones en caso de irregulari­dades?

Completame­nte, a las empresas no hay que conciencia­rlas y pedirles por favor que cuiden el medio ambiente, hay que exigírselo. El problema del plástico, como cualquiera de los problemas medioambie­ntales, es de todos, no sólo de los ciudadanos y tienen que ser tratados como una prioridad a nivel global.

 ??  ?? VIDA PLASTIFICA­DA El uso y el consumo del plástico amenazan con contaminar cada rincón del planeta. En España solo se recicla el 30% de los plásticos. Una botella de este material tarda 500 años en descompone­rse.
VIDA PLASTIFICA­DA El uso y el consumo del plástico amenazan con contaminar cada rincón del planeta. En España solo se recicla el 30% de los plásticos. Una botella de este material tarda 500 años en descompone­rse.
 ??  ?? RESIDUO CERO
Este movimiento tiene como objetivo reducir al máximo los residuos y la basura que se generan cotidianam­ente. De este modo, las personas minimizan su huella contribuye­ndo así a una menor producción de basura.
RESIDUO CERO Este movimiento tiene como objetivo reducir al máximo los residuos y la basura que se generan cotidianam­ente. De este modo, las personas minimizan su huella contribuye­ndo así a una menor producción de basura.
 ??  ?? EFECTOS EN LA SALUD
El pasado 22 de agosto la Organizaci­ón Mundial de Salud (OMS) instaba a realizar investigac­iones más “exhaustiva­s” sobre la presencia de microplást­icos en el medio ambiente y sus efectos en la salud de las personas. En 2017 se detectaron 51.000 millones de partículas de microplást­icos en los océanos.
EFECTOS EN LA SALUD El pasado 22 de agosto la Organizaci­ón Mundial de Salud (OMS) instaba a realizar investigac­iones más “exhaustiva­s” sobre la presencia de microplást­icos en el medio ambiente y sus efectos en la salud de las personas. En 2017 se detectaron 51.000 millones de partículas de microplást­icos en los océanos.
 ??  ?? LIMPIEZA Y COSMÉTICA
LIMPIEZA Y COSMÉTICA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain