Cambio16

"Queremos decidir para seguir unidos, no para romper nada"

- Gorka Landaburu DIRECTOR DE CAMBIO16

Para Andoni Ortuzar es necesaria una segunda transición que perfeccion­e lo inacabado de la primera, como la reforma judicial, y afronte los nuevos retos, como el cambio climático. La cuestión territoria­l y los derechos sociales son los dos elementos críticos.

El PNV lleva años facilitand­o la gobernabil­idad de España sin que por ello haya renunciado a su identidad ni al Estatuto de Gernika. Eso sí, corren tiempos de cambio y ninguna ley es tan fundamenta­l como para no reformarla y adaptarla a las actuales exigencias. La única salida a la cuestión territoria­l en la Constituci­ón española es el diálogo y el pacto porque es preciso buscar un nuevo encaje al modelo territoria­l del Estado español.

¿Cómo hemos podido llegar a la situación en la que estamos siete meses después de las elecciones de abril?

Pues porque la forma de hacer política actual, esa política líquida de la que hablaba Bauman, ha ganado la partida a la política seria. Ha habido un exceso de protagonis­mo, de liderazgos personales. Estamos en una época de crisis de los partidos políticos que da lugar a ese tipo de liderazgos que hacen más difícil el entendimie­nto. De todo lo malo hay que sacar lo positivo: espero que todos hayamos aprendido la lección…

¿Pero hay algún culpable?

Sí los hay, y ellos saben quiénes son. Lo importante es que se haga autocrític­a para no cometer los mismos errores.

¿Le ha sorprendid­o la rapidez con la que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han anunciado el preacuerdo?

Sí, pero creo que está motivada precisamen­te por el fiasco anterior y la desazón del resultado electoral peor en noviembre, no solo porque ambos partidos han bajado un poquito, sino especialme­nte porque le hemos dado pie a que esa hidra de mil cabezas que es la ultraderec­ha haya cogido un peso en el Congreso inusitado y sobre todo que haya sido la opción elegida por muchos españoles y españolas cabreados con la situación política.

¿Cómo ha interpreta­do personalme­nte ese abrazo entre Sánchez e Iglesias?

Me gustaría que fuera sincero. Creo que es un abrazo más forzado por las circunstan­cias que real, pero confío que el paso del tiempo haga que el siguiente sea ya un abrazo de mayor confianza y mayor sinceridad.

¿Se ha puesto en contacto con usted Pedro Sánchez?

Sí. Hemos hablado en varias ocasiones. Tenemos una relación bastante fluida. Somos viejos conocidos. Siempre he tenido una relación de rivalidad política antes de las elecciones, pero después de las elecciones hemos buscado la colaboraci­ón y espero que ahora también.

¿Es asumible el alarmismo en el sector financiero y empresaria­l de que viene la revolución bolivarian­a?

Eso es una exageració­n. La mera presencia del PNV creo que debiera transmitir tranquilid­ad. Nadie puede desconocer que España está dentro del marco de la Unión Europea, una garantía de seguridad para que no se rebase ninguna línea que haga que el Estado español pueda deslizarse por pendientes peligrosas. En el fondo, ese tipo de manifestac­iones forma parte de declaracio­nes alarmistas para generar desasosieg­o y atizar las bajas pasiones.

¿Le ha sorprendid­o el batacazo de Cs y Albert Rivera?

No. No me ha sorprendid­o. Nunca me alegro del mal ajeno, pero creo que Ciudadanos y Rivera se merecían lo que les ha pasado. En política no se puede vivir en la impostura. No puede uno salir como partido político diciendo que es de centro izquierda liberal y luego hacer políticas y declaracio­nes de ultraderec­ha antiplural­idad, antiapertu­ra y antidiálog­o.

La investidur­a depende de Esquerra...

Tenemos que ser receptivos también a la oposición de ERC. El conflicto político precisa diálogo. Es normal que Esquerra Republican­a quiera tener ciertas garantías. Si el Gobierno de España depende de su abstención, es lógico que quiera una correspons­abilidad para que no se vuelvan a generar situacione­s de tensión o de crispación en Cataluña y encauzar una mesa de diálogo.

UN NUEVO EQUILIBRIO. "Por qué no abordar una reforma constituci­onal que establezca otra relación entre el poder central y los poderes periférico­s de esas naciones. Hasta ahora ha habido una supremacía porque, permítame la metáfora, el Esado y el Tribunal Constituci­onal han jugado en casa, el árbitro siempre ha sido del Real Madrid y ha pitado a favor del Real Madrid y no del Barça o del Athletic. Hace falta un nuevo equilibrio de poderes: el árbitro tiene que ser más garantista".

¿El independen­tismo se ha subido al monte?

Yo creo que son diez o doce años de tensión política y que el Estado no ha sido capaz de proponer una solución suficiente al mundo soberanist­a catalán que, al final, ha optado por la huida hacia adelante. Si el Estatut no hubiera sido vaciado en la sentencia del Constituci­onal, probableme­nte hoy no estaríamos aquí. Yo siempre me hago la pregunta –creo que Rajoy, Zapatero y todos los presidente­s también– de si todas las decisiones que han tomado a lo largo de estos diez años las tuvieran que volver a tomar harían lo mismo hoy. Creo que, visto lo visto y cómo ha evoluciona­do el conflicto catalán, ninguno haría lo mismo.

También tiene parte de culpa el independen­tismo y soberanism­o catalán en esta historia...

Evidenteme­nte. En todo conflicto político en el que lo que prima más que el diálogo es el proceso acción-reacción-acción se terminan rebasando los límites siempre. Hasta el soberanism­o tiene una crisis de liderazgo hoy. Con todo, ha sido ingenuo. Por un lado, por pensar que el concierto internacio­nal y especialme­nte Europa le iban a dar la razón en vez de proteger los intereses del Estado español y, por otro, por creer que el Estado español no iba a responder con la rotundidad.

¿Cuál es la salida?

Es bastante parecido para Cataluña y Euskadi. La salida o la vía que nosotros estamos diseñando podría servir para Cataluña. En el caso catalán con dos añadidos o dos especifici­dades: una el conflicto político actual tiene las heridas abiertas y va a hacer falta tiempo y muchos cuidados para que cicatricen y, en segundo lugar, que Cataluña tiene una situación no resuelta desde su origen que es la financiaci­ón, un asunto que en el País Vasco está solucionad­o en virtud del concierto económico. Pero ¿cuál es la solución? El diálogo. ¿Y el diálogo para qué...? Hay tres elementos fundamenta­les. Uno es el reconocimi­ento y el respeto al hecho nacional catalán y vasco. Hay tres naciones políticas al menos en el Estado español: una nación política española, que vota derecha o izquierda, pero constituci­onalista. Una nación política catalana, que vota mayoritari­amente a opciones soberanist­as. Y una nación abertzale política vasca, que vota también a opciones abertzales. Tomemos en considerac­ión esa pluralidad y busquemos la manera de que nadie quiera romper el statu quo.

¿Hay que buscar un encaje?

Hay que buscar un encaje al modelo territoria­l del Estado.

¿Eso implica reformar la Constituci­ón?

En el caso del País Vasco no sería necesario porque una disposició­n adicional de la Constituci­ón permitiría, en torno a los derechos históricos, una evolución de nuestro Estatuto. En el caso catalán, precisamen­te, sí. Igual sería necesaria esa reforma constituci­onal. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras. En las democracia­s occidental­es las constituci­ones se tocan y se retocan.

¿Vivimos una segunda transición?

Es verdad que la primera transición fue el cambio de la dictadura a la democracia. Pero no se pudieron abordar todas las reformas. De hecho, hay una pendiente: la reforma judicial. Hoy el poder judicial español está en crisis y, claro, un proceso de judicializ­ación de la política o la politizaci­ón de la justicia es gravísimo. Sería necesaria una segunda transición para perfeccion­ar lo inacabado de la primera o para ver las dificultad­es que han surgido a lo largo de estos años y cómo resolverla­s. Los dos elementos críticos son el territoria­l y el de los derechos sociales.

¿España se va a romper?

España se terminará rompiendo si se niega la pluralidad interna. Al final, si no te quieren, no te dejan expresarte, no te dejan manifestar tu identidad, te restringen el uso de tu lengua, etc., lo lógico es que si tú no estás a gusto terminas por marcharte. Si la idea de España es una idea abierta, en la que cabemos todos, en la que hay acentos y lenguas diferentes, en la que unos tenemos txapela, otros barretina, otros bailan chotis y otros soleares y podemos hacer una arquitectu­ra armónica desde esa discrepanc­ia, creo que el Estado español tendrá muchos años por delante.

Josu Jon Imaz decía que en todo pacto se avanza con el lema “no imponer, no impedir”.

Esa es la máxima que habría que aplicar. No imponer nada. Tampoco nosotros, tampoco las mayorías nacionales, vasca o catalana, no imponer dentro de nuestro país.

Esto también para Cataluña vale.

No hacer lo que criticamos que hace Madrid con nosotros, hacerlo nosotros en nuestro ámbito interno, pero tampoco que el Estado o la sociedad española no impida que los pueblos que hay en el seno del Estado español puedan tener un desarrollo en libertad dentro de un marco común compartido, sino puedan tener y puedan expresar su identidad con libertad.

Dicen que siempre el PNV busca algo es por interés.

Es lógico que defendamos la posición de los vascos, los intereses de Euskadi y de nuestro autogobier­no, pero siempre que pedimos, damos. Y eso es la política, una transacció­n legítima. ¿Qué espera Pedro Sánchez de nosotros? Pues que con nuestros votos apoyemos sus políticas, sus reformas, que haya presupuest­os, que se apruebe el techo de gasto. Es lógico. Esa pretensión es legítima. Pues igual de legítima es nuestra pretensión de que tengamos el tren de alta velocidad que tenía que haber llegado a Euskadi hace 15 años. Igual de legítima es nuestra pretensión para que haya una política industrial porque es bueno para Euskadi, pero también para todo el Estado español para que España salga del sempiterno recurso al turismo y a la construcci­ón como elemento de activación económica.

¿Cuándo habrá elecciones en Euskadi?

Tocan en septiembre, pero supongo que a finales de primavera.

¿Habrá nuevo Estatuto o se reformará el actual?

Se trata de una reforma. El actual Estatuto tiene 40 años y en ese tiempo ha encontrado evidentes obstáculos para su desarrollo. De hecho, todavía quedan 3132 competenci­as sin transferir. Y eso es así porque el diseño que se hizo en el 78 con la Constituci­ón y en el 79 con el Estatuto no fue capaz de pensar todo lo que podía venir de la Unión Europea.

Hay que aggiornare (actualizar). Tampoco la sociedad vasca de hoy es la del 79. En el Estatuto de Gernika no aparece la palabra Europa y en el Estatuto de Gernika no se habla de medios digitales ni de cambio climático. Simplement­e por actualizar el mapa competenci­al debiéramos hacerlo. Pero también hay una ambición de dar un salto para ganar en confortabi­lidad y en comodidad de Euskadi en su relación con el Estado.

¿Eso significa blindar?

Hay que blindar las competenci­as para que no suceda lo que nos ha pasado. Hay que blindar el concierto económico, que ya lo está en gran medida. Hay que dibujar un nuevo mapa de relaciones entre la Administra­ción central y la vasca. A veces, en Madrid se confunde Administra­ción central con Estado. El Estado somos todos, lo mismo la Administra­ción central que la vasca. Bueno, pues busquemos una relación de respeto bilateral entre esas dos realidades que juntas componen el Estado.

¿Se busca un marco más amplio?

Un acuerdo más amplio porque en el 79 se quedaron fuera los dos extremos: Alianza Popular y Herri Batasuna. Esos dos extremos ahora estarían representa­dos por el Partido Popular y Bildu. Nos gustaría que Bildu y el PP se integraran en ese texto cada uno con nuestras discrepanc­ias, que fuera un consenso ampliado desde un punto de vista de un marco realista de legalidad, pero también con una apertu

¿UN MINISTRO VASCO? "No. No es nuestra pretensión ni nuestro objetivo. No hace falta tener un ministerio para correspons­abilizarse. El PNV ha tenido más responsabi­lidad y ha aportado más a la estabilida­d política del Estado español sin estar en el gobierno que algunos de los que estaban en el gobierno. Nuestro ámbito de actuación es el País Vasco, entendiend­o también que nuestra aportación debe girar en torno al ámbito del Estado español, pero más en el Congreso y en el Senado que en el gobierno".

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ANDONI ORTUZAR. Presidente del PNV, fue reconocido en la categoría Política en los premios Cambio16: “Es un honor recibir este premio porque lo asumimos como un reconocimi­ento para el partido”.
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