Nada será igual
Zoom ha sabido hacer frente con rapidez a sus problemas de seguridad y además la mayoría de los usuarios tampoco están tan preocupados por el nivel de encriptación de sus comunicaciones. Para el resto ya existen soluciones mucho más acordes y pensadas para ellos y evidentemente con un coste proporcional al grado de ciberseguridad. Pero Zoom ha obtenido lo que antes no había logrado ningún otro servicio de videollamadas: popularizar al máximo este tipo de comunicación hasta el punto de que muchas reuniones presenciales ya van a ser historia, con COVID-19 o sin ella. Si antes no tenía sentido tener que desplazar a grupos de trabajo desde diferentes puntos para asistir a una reunión, ahora que ya nos hemos familiarizado con una nueva forma de trabajar mucho más productiva y económica es seguro que no se volverá a las reuniones presenciales. Los encuentros cara a cara se reservarán para la captación de clientes y las jornadas de networking en las que las distancias cortas son un plus.
Así lo entienden compañías como Facebook, que hace semanas anunciaba la puesta en marcha de su aplicación Messenger Rooms para competir directamente con Zoom y que permitirá la comunicación de hasta 50 participantes sin que se tenga que tener previamente un perfil activo en la plataforma. Google también ha dado pasos para competir poniendo a disposición de todo el público Google Meet, la herramienta de videoconferecia que antes estaba solo al alcance de los usuarios de pago de su plataforma G Suite y que permite sesiones de hasta 100 participantes sin límite de tiempo y con medidas de privacidad.